sábado, 25 de diciembre de 2010

La primera Navidad, a través de Google, Twitter, Facebook, Wikipedia...

Sigo leyendo El tiempo entre costuras, que me está gustando bastante. Mientras lo termino, cuelgo aquí otro video navideño, esta vez 'más digital' que el anterior.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Feliz Navidad, Felices Fiestas, Próspero Año Nuevo y libros recomendados

Durante estas semanas voy a dejar descansar un poco el blog, seguramente hasta el 7 de enero, aunque quizá incluya alguna que otra entrada antes de esa fecha. Os dejo con un vídeo musical navideño y el enlace a mi lista de libros recomendados, por si queréis utilizarla  para vuestras lecturas de vacaciones o para los regalos correspondientes. Saludos, Feliz Navidad, Felices Fiestas, Próspero Año Nuevo y gracias por seguir viajando al Parnaso.


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sábado, 11 de diciembre de 2010

La muerte y las cerezas (Elena Santiago)

La muerte y las cerezas no es una novela floja, pero tampoco es de las que voy a incluir en mi lista de recomendaciones. Sobresale en ella sobre todo un lenguaje cuidado, que consigue huir del tópico y de la frase hecha en todo momento y que envuelve toda la narración en un tono evocativo y lírico en el que recuerdos, emociones y sugerencias se convierten en algo así como en la argamasa que da unidad estructural a la novela. Por ello la historia no se divide en capítulos sino en escenas sucesivas, incluso aquéllas que se refieren a momentos separados por un extenso lapso de tiempo. También se narra de forma lineal, sin más retrocesos temporales que los necesarios, siempre claros y justificados y con una serie de leitmotivs (las cerezas, los trasteros, etc.) que van encadenando todos esos momentos de forma unitaria.

Mis reparos vienen del argumento en sí. Me ha parecido depresivo y oscuro mucho más allá de los límites de la verosimilitud. Ese pereginar de Antonino de amor desgraciado en amor desgraciado, con suicidio final incluido; esa serie de mujeres (Dea, Manuelina, Rosa...) que por una razón o por otra lo engañan, lo tratan como al pelele del cuadro de Goya, o lo dejan de lado por la fuerza de las circunstancias, llevan a creer que el amor es una empresa imposible y destinada al fracaso. Por fortuna, la vida real sigue ofreciendo felices ejemplos  de lo contrario. Lo mismo pasa con la mayoría de los personajes secundarios: Polo, Claudia, Maxín, Federico,  Mela..., todos son personajes con vidas truncadas o dobles, que tampoco pueden o saben vivir en el amor... Obviamente, su interacción con Antonino no puede llevar más que al final ya mencionado. Junto a algunos momentos demasiado tópicos, como el asesinato y el posible asesino de Dea, sobran también algunos pasajes eróticos, aunque afortunadmente la autora tiende a presentarlos más por el lado sensual o lírico que por el fisiológico.

Pero en este sentido, lo peor es seguramente que esa densa oscuridad es el único tono de la novela, lo que hace que se pierda el sentido de intriga de la acción y que el lector pueda adivinar de antemano y casi con detalles  los desenlaces de esos episodios. Aunque existen algunos momentos climáticos bien logrados, como la reacción de Federico ante el moribundo Antonino, la mayor parte de las escenas y episodios amorosos se parecen demasiado entre sí y por ello también la lectura acaba resultando fatigosa, pues uno tiene la sensación de no avanzar o de estar leyendo simplemente variaciones de un mismo modelo.


Al final, una novela interesante en sus aspectos técnicos y lingüísticos pero más bien limitada y previsible en su mundo argumental. Y en este caso no creo que lo primero compense lo segundo. (Elena Santiago: La muerte y las cerezas: Palencia: Menoscuarto, 2009, 253 pp.).



jueves, 9 de diciembre de 2010

Invención para una duda (Antonio Prieto)


Creo que lo primero que tengo que decir de esta novela es que se trata de una narración metaliteraria y además bastante cargada de  reflexiones librescas e intelectualistas. Por ello no creo que sea del gusto de quienes buscan en la literatura historias más o menos reales o verosímiles ni de aquellos que leen buscando emociones y afectividades. Sin embargo, como juego de ficción y como metaliteratura, y también por algunas reflexiones concretas, como las que giran en torno al tiempo pasado y a episodios librescos de la historia cultural, resulta una obra interesante y bien lograda.
        El conjunto de la narración es más bien una historia fría si la juzgamos en términos convencionales. Aunque los dos nervios de la acción (las inquisiciones que el protagonista  hace tras haber descubierto que ha sido personaje de una  novela y las que giran en torno a la inexplicada muerte de otro de los coprotagonistas), proporcionan una dosis de intriga suficiente, ésta no acaba de tener el enganche o empuje que habría tenido en otro tipo de novelas. Esto se debe principalmente a que esas inquisiciones se van resolviendo a base de diálogos más bien filosóficos o intelectuales, que ralentizan la acción y reducen la carga emocional al mínimo imprescindible. Al mismo tiempo, esos diálogos son jugosos y originales,  con frases que son auténticos hallazgos en su contenido y en su estilo. Esto es especialmente visible en la segunda mitad del libro, pues en la primera, de vez en cuando, hay algunas frases o páginas donde la repetición de palabras o conceptos (ej. pág. 52) puede llevar a  pensar en una excesiva limitación léxica por parte del autor. De la misma manera hay que elogiar los numerosos guiños al lector que hace Antonio Prieto, como el alias de ese delincuente llamado Zapatos, que no puede dejar de evocar a cierto político español, o ese giro que se produce en las páginas finales de la novela, donde se da una vuelta de tuerca más a la confusión entre ficción y metaficción, para dejar toda la historia en una incertidumbre ideal. Eso creo que es lo que quiere decir el título del libro, que realmente es una invención (un encuentro, un invento, una ficción) para esa confusión de ámbitos y de identidades. 
        En resumen, una novela casi exclusiva para los aficionados a la metaliteratura, pero que en este ámbito funciona bastante bien, a pesar de algunas limitaciones mínimas de construcción o de lenguaje. (Antonio Prieto: Invención para una duda. Barcelona: Seix-Barral, 2006, 223 pp.). 

domingo, 5 de diciembre de 2010

El vaso de plata (Antoni Marí)

Otra agradable sorpresa, esta vez recomendada por un amigo. El libro consta de catorce anécdotas o cuentos que llevan como títulos las catorce obras de misericordia cristianas, aunque ni su contenido ni su orientación son propiamente religiosos. En su conjunto es una tierna recuperación del pasado, especialmente de la infancia y la adolescencia, a través de episodios más bien cotidianos a los que en su  momento final el narrador suele dar un giro que les hace únicos e inolvidables. El mundo que se recupera aquí es mucho más humano que literario, pues el autor sólo busca recrear el pasado personal vivido entre la familia, los amigos..., sin ficciones librescas, adornos culturalistas o forzadas verosimilitudes. Todo es humano, posible y, seguramente, cierto.

L
os cuentos están narrados desde  el yo autobiográfico, con sencillez, sin rebuscamientos estilísticos o narrativos. Los catorce episodios van repasando las emociones  humanas  (humor, solidaridad, compasión, dolor...) al compás de las diversas obras de misericordia, tocando muy fácil y amablemente los sentimientos del lector. Mis favoritos: "Sufrir con paciencia los defectos del prójimo" (humor) y "Rogar a Dios por vivos y difuntos" (dolor). En fin, un libro para todos. El vaso de plata ganó el Premio Ciudad de Barcelona y el Crítica Serra d'Or. Mi amigo lo recomienda, y yo también lo recomiendo. (Antoni Marí: El vaso de plata. Libros del Asteroide, 2008, 113 pp.).

jueves, 2 de diciembre de 2010

Mea culpa

Esto me pasa por hablar de libros que no he leído personalmente. Hace unos días tuve la oportunidad de ojear Todas las madres del mundo, de Gustavo Martín Garzo, libro al que previamente había dedicado una entrada en este blog. Y debo confesar que me llevé una decepción. Su contenido me pareció demasiado políticamente correcto y el lenguaje relamido y un poco artificial. Me recordó -con perdón- a Antonio Gala. La foto de portada me sigue gustando, pero no creo que deba recomendar un libro sólo por las apariencias. Y parece que Tan cerca del aire, la novela con la que Martín Garzo acaba de ganar el Premio Torrevieja, va por el mismo camino (ver reseña en Babelia). Entre mis próximas lecturas se encuentra La princesa manca. A ver si hay suerte.

lunes, 29 de noviembre de 2010

El silencio de las sirenas (Adelaida García Morales)

Ésta ha sido una de esas novelas que se comienzan leyendo casi por casualidad y al final se convierten en una muy grata sorpresa. Es el primer libro que leo de Adelaida García Morales y me ha hecho pensar que es de esos escritores y escritoras que trabajan bien, sin hacer ruido, sin buscar el éxito comercial, pero produciendo obras de verdad, con peso, y que deberían servir de referencia para 'el otro tipo' de literatura.

El silencio de las sirenas
es una excelente novela en la que la narradora relata la intensa historia de amor romántico, platónico e irreal de una extraña amiga a la que conoce en una aldea aislada de Las Alpujarras. 
La sólida unidad del conjunto de  la narración es obvia y claramente armónica. Primero tenemos ese espacio real de Las Alpujarras, que al mismo tiempo está casi aislado y ajeno al mundo histórico, como lo están sus habitantes y también la narradora y Elsa, la protagonista de la anécdota amorosa. Su vivencia es una vivencia personal y única, sin ramificaciones externas, como también único y singular se presenta el mundo de esa región. El tiempo narrativo  es un tempo lento, condensado, sin prisas  pero también sin pausas innecesarias. Igualmente, el tono se mantiene uniforme y controlado, pero tenso y nada monótono. La narradora va además dosificando las sorpresas y la intriga de forma paulatina e inquietante, haciendo crecer el sentimiento de incertidumbre y de la correspondiente ansiedad del lector de forma creciente e inevitable. El estilo no se complica innecesariamente y al mismo tiempo está muy por encima de cualquier atisbo de prosaísmo. Quizá alguien eche de menos un poco más de vuelo lírico y un vocabulario más amplio en algunos momentos, pero en su conjunto, ese estilo concentrado se ensambla muy bien con la intensidad de lo narrado, que se corresponde a su vez con la relativa brevedad del volumen.

Igualmente me han parecido muy logrados algunos de los recursos técnicos o argumentales de la novela: esas sesiones de curanderismo e hipnosis que ubican las emociones y sueños de Elsa entre lo imaginado, lo verosímil, lo real.... sin que los lectores ni la narradora consigan distinguir un ámbito del otro; esas cartas de Elsa que se hacen aparecer de repente, pero cuya procedencia no hace falta explicar con ningún truco metaliterario; esa figura de Agustín Valdés, la obsesión amorosa de Elsa, cuya consistencia o falta de la misma insiste en la condición de irreal realidad de toda la historia... Como limitación a esos logros, puede decirse si se quiere que no se trata de una novela-cosmovisión, que no ofrece una Weltanschauung, pero en este caso eso es sobre todo una limitación menor, porque tampoco era ése el objetivo de la autora y tampoco le hace falta a la historia.


Resumiendo, El silencio de las sirenas es una novela singular y única, bien trabajada y escrita sin prisas (desde 1979 a 1985), con todas sus piezas perfectamente armonizadas y que sólo puede decepcionar a los partidarios del realismo fotográfico. Una verdadera novela de amor, con la justa dosis de tópicos románticos, incluido el final. La novela  ganó el Premio Herralde de Novela en 1985, y desde esa fecha hasta 1992 tuvo al menos doce ediciones. (Adelaida García Morales: El silencio de las sirenas. Barcelona: Anagrama, 1985, 168 pp.).




jueves, 25 de noviembre de 2010

Aranmanoth (Ana María Matute)

A Ana María Matute, una de mis escritoras preferidas, le concedieron ayer, merecidamente, el Premio Cervantes de Literatura. Como pequeño homenaje recupero la reseña de su libro Aranmanoth, que había publicado en el blog hace unas semanas:

Novela que al final me ha dejado un buen sabor de boca, aunque he tenido que superar algunos pequeños baches. Entre esos baches: 1) el comienzo, al que le cuesta salir de los tópicos de los cuentos de hadas. Al capítulo final le pasa algo parecido, pero creo que es más original, 2) algunos bajones estilísticos, que hacen que algunos párrafos consten de demasiadas frases hechas o den la impresión de haber sido escritos rápidamente, como por encargo, y se hayan pasado por encima descripciones o momentos que hubieran sido necesarios. Como compensación, el resto de la novela está llena del lenguaje cuidado y poético de Matute, con momentos de excelentes aciertos y una combinación perfecta de diálogos, narraciones y descripciones.


El argumento nos lleva por ese mundo de la infancia problemática que la autora conoce tan bien y que ha sabido tratar con tanta personalidad en
Los niños tontos o en Historias de la Artámila. Pero en este caso su ambientación en un mundo a medio camino entre la Edad Media y los cuentos maravillosos presta a la historia y a los personajes unas características únicas, que hacen que toda la narración resulte al final un conjunto original, redondo y compacto. Tanto los encantadores personajes de Aranmanoth y Windumanoth como el más atormentado de Orso son completamente convincentes en ese mundo que combina lo real y o fantástico en una relación inestable y muy apropiada para anécdotas y tensiones de este tipo. El enamoramiento de los dos primeros personajes, la angustia de Aranmanoth acerca de su identidad, el sentimiento de nostalgia y los desengaños que va sufriendo Windumanoth a lo largo de la novela, esos 'personajes malos' que no se convierten en estereotipos... son una suma consecutiva de aciertos que crean un fuerte sentido de intriga en la lectura y hacen que el lector vuelque su empatía con la historia de manera intensa e inevitable.

El final es triste pero internamente lógico. Menos me ha gustado la visión pesimista del mundo y de la vida que se desprende de algunas reflexiones de la narradora o de alguno de los protagonistas.  De todos modos, y a nivel artístico, es una visión que queda perfectamente justificada en el mundo interno de una novela que se lee muy fácil, que no tiene complicaciones estructurales y que frecuenta esos momentos poéticos que redimen a la prosa de ser un simple vehículo informativo. (Ana María Matute: Aranmanoth, Barcelona: Destino, 2008, 191 pp.).



miércoles, 24 de noviembre de 2010

Literatura e Internet (2) (o 'Viaje al Parnaso' en la prensa)

Al autor de un blog siempre se le perdona que hable de sí mismo o haga un poco de promoción de su bitácora, así que allá voy. En la entrada anterior resumía algunas de las ideas o conclusiones del congreso de Málaga sobre 'Literatura e internet'. Un par de días después me invitaron a dar la misma charla en la Universidad de Toledo. La charla quedó reseñada en la prensa local en  en una noticia-entrevista y también en una breve nota. En la entrevista hay algunas afirmaciones donde se mezclan mis palabras con la propia interpretación del periodista, pero, en general, reflejan más o menos fielmente lo que quise decir. Las visitas al blog han aumentado desde entonces. Otra manera de comprobar que los medios impresos pueden ayudar y convivir con los electrónicos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Literatura e Internet (1)

Acabo de regresar de Málaga (España) de un congreso sobre Literatura e Internet. Ha resultado muy interesante, entre otras cosas por la información acerca de las muchas direcciones en que se está desarrollando esta relación entre ambos. Algunas ideas, un poco desordenadas:

      1) Esa relación está afectando tanto a la creación de textos, como a su difusión  y a su lectura inmediata. 2) Ha favorecido la explosión de géneros como el microrrelato y está dando un empujón impresionante a la poesía y a la crítica independiente. 3) Al mismo tiempo está cambiando seriamente el panorama de los géneros literarios tradicionales y obligando a hablar de géneros y subgéneros ciberliterarios. 4) La inclusión de componentes hipertextuales, visuales, sonoros, así como la consecuente aparición de diferentes niveles textuales y de lectura, puede extender esos géneros y subgéneros hasta el infinito. 5) De todas formas hay que seguir distinguiendo entre cantidad y calidad. Una prueba de ello es el creciente número de antologías impresas de entradas, poemas,  microrrelatos y cuentos que han sido publicados previamente en formato electrónico. Internet se está convirtiendo en el banco de pruebas de muchos escritores pero el libro impreso sigue siendo visto como el punto de consagración. 6) Hay que establecer una clara disitinción entre literatura digital, que es la que sólo se puede leer en formato electrónico, y literatura digitalizada, que es la que procede de un formato impreso previo. 7) Los datos procedentes de medidores como Google Analytics pueden contribuir entender la recepción de una novela, de un autor, de un género en una manera más precisa, aunque todavía inexacta, que otros métodos utilizados hasta ahora (listas de libros más vendidos o reseñados, etc.) 8) Sigue siendo un campo en plena efervescencia, con muchas direcciones aún por determinar; algunas manifestaciones desaparecerán, otras se purificarán, y otras perfeccionarán o complicarán su formato actual. 9) En gran medida su futuro estará determinado también por las tendencias lectoras y creativas de las generaciones más jóvenes, la llamada generation text. Y 10) En este sentido, se puede convertir en un excelente medio de difusión de los clásicos, como ya ha podido comprobarse a través del de algunas lecturas en línea (un buen ejemplo en el blog La acequia  y su lectura de El Quijote).
    Personalmente, supongo que por ahora va a seguir habiendo cierta resistencia a la mezcla indiscriminada de ambos formatos. También creo que el texto impreso va a seguir manteniendo su aura de prestigio por encima del formato virtual. Pero también me parece innegable que los cambios y progresos tecnológicos van a obligar a la literatura a una especie de autorregeneración, en su momento creativo, en su difusión y en su lectura. El principal dilema será si la buena literatura puede aprovechar la tecnología para llegar a más lectores, para mejorar la calidad y para no perderse en especulaciones y experimentalismos que le alejen de su principal  misión: explicarnos quiénes sómos y cómo o por qué nos comportamos como lo hacemos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Viejas historias y cuentos completos (Miguel Delibes)

Este volumen es también de necesaria lectura para todo seguidor de la narrativa breve contemporánea. Y sobre todo es un libro que se disfruta. Se disfrutan las historias, todas llenas de humanidad, de normalidad verosímil, sin necesidad de personajes ni situaciones extremas. A Delibes, como a otros grandes escritores, eso no le hace falta. La vida ordinaria, la intrahistoria de Unamuno, es lo suficientemente rica para proveer de material y situaciones con los que fabricar unos relatos entretenidos y llenos de verdad literaria. Por ellos discurrren los mundos y referentes habituales de Delibes: la vida rural castellana, esos niños a los que el mundo adulto no acaba de entender... las clases medias y pobres con sus luchas, sus miserias y sus ilusiones truncadas. Y se disfruta también el lenguaje, pleno de hallazgos felices, con un vocabulario amplísimo, con palabras únicas que parecen hechas para la frase en que aparecen, muy escueto en retoricismos. Y se disfruta también esa hábil naturalidad con que Delibes usa diferentes técnicas y voces narrativas, o combina monólogos, diálogos y descripciones.

     Quizá por razones biográficas (me crié en un area muy cercana a la de Delibes), los relatos que más me han llenado han sido los ambientados en la vida rural. En ellos 
la naturaleza parece llenar de vida a personajes y narrador y disminuir esa sensación de melancolía, tristeza o impotencia que les invade frente a un destino más bien trágico. Confieso que me he saltado casi todo el texto de "Los raíles" por tratarse de unos apuntes de una novela que se quedó a medio hacer. "La mortaja"  es uno de los cuentos necesarios del volumen, de hecho el que más le agradaba a su autor. Pero también me han llenado especialmente "El conejo"  y "Los nogales", quizá  también por razones biográficas. La única pega, me parece, es que a los personajes y al narrador les cuesta demasiado reír o sonreír, y es que, en el mejor sentido de la expresión, para Delibes 'la sombra del ciprés es alargada". Muy útil para ampliar el vocabulario de los alumnos, también porque los cuentos ambientados en la vida rural habrá que leerlos con un diccionario a mano.  (Miguel Delibes: Viejas historias y cuentos completos. Palencia: Menoscuarto, 2006, 530 pp.).




jueves, 11 de noviembre de 2010

La fuente de la vida (Lourdes Ortiz)

Creo que no puedo decir muchas cosas positivas de esta novela. Quizá lo mejor ha sido su intención (la denuncia del negocio de tráfico de órganos y de las adopciones ilegales) y el ritmo de lectura que se consigue al ir alternando dos historias análogas que ocurren en países más o menos exóticos (Perú, Rumanía) y que ciertamente tienen sus dosis de intriga e incertidumbre.

Sin embargo, como pieza literaria, en su conjunto, me parece más bien mediana. No por el lenguaje, que no es pobre ni opaco, aunque sí está empleado en un formato narrativo innecesariamente complejo, con demasiados saltos y vaivenes desde el narrador en tercera persona a los monólogos interiores, y también con excesivos vaivenes en el tiempo, que aparecen sobre todo al final, para crear en el desenlace un ritmo propio de una novela de aventuras. Para el lector novel todos estos recursos pueden resultarle entretenidos y hasta interesantes porque no osurecen el seguimiento de la historia. Sin embargo, me temo que para el lector más veterano no le van a parecer ni originales ni pertinentes, no creo que le muestren nada que no haya leído ya y que le lleven a descubrir tonos de originalidad en el estilo o en la perspectiva narrativa de la novela.


Lo peor de todo me parece el tratamiento de los personajes y de la historia en sí. Tanto esos personajes como su aventura resultan demasiado cotidianos, como si no tuvieran relieve o sigularidad para constituir una historia fuera de lo común o digna de ser contada en una novela. Están como envueltos en una nube que les impide ser individuales y moverse fuera de los tópicos. Casi todos los momentos y protagonistas parecen proceder de materiales reciclados y que el lector ya conoce a través del periódico, de la televisión, del cine o de otras novelas. No quiero decir que esos personajes protagonicen historias que nos podrían ocurrir a cualquiera de nosotros, sino más bien que al final de la novela el lector se queda con la sensación de no haber aprendido nada que no supiera ya, ni de haber conocido a esos personajes nuevos e inolvidables que cualquier buena novela lleva consigo. Ahí aparecen los malos-malos, los arrepentidos que luego colaboran con el bien, la mujer fatal y las chicas ingenuas y tontitas que cooperan con el héroe, sexo a tiempo y a destiempo, matones gordos y maolientes, etc., etc. 


Al final una novela buena por sus intenciones, pero muy corta en sus logros estéticos a causa de sus excesivos tópicos. Otro finalista de esos Planetas que es mejor pasar por alto. (Lourdes Ortiz: La fuente de la vida. Barcelona: Planeta, 1995, 292 pp.).


sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Libros más vendidos? Ja, ja, ja...

Acabo de leer un estupendo artículo sobre la historia y manera de confección de las listas de los libros más vendidos. Por si a alguien le quedaban dudas, el número de deficiencias y posibles manipulaciones de tales listados es tan alta que parece el catálogo de promesas incumplidas de muchos políticos de turno. Aunque el artículo se centra en el ranking del New York Times y en el mercado estadounidense, creo que se puede aplicar a  medios semejantes y a prácticamente todos los países (que pueden darse el necesario lujo de leer).

Entre otras deficiencias sobresalen las siguientes: 1) A veces el libro se cuenta como vendido hasta tres veces: cuando sale de la editorial, cuando sale de la distribuidora y cuando sale de la librería. 2) A menudo no se cuentan los libros devueltos ni a la editorial, ni a la distribuidora ni a la librería. 3) Si la revista o el periódico pertenecen al mismo grupo empresarial que la editorial suele haber conflictos de  intereses y posicionamientos extraños (un ejemplo aquí). 4) Las listas suelen concentrarse en periodos de tiempo muy breves (una semana, un mes, etc.); el resultado sería muy diferente si abarcaran un año, un lustro, etc. Aquí ganan los clásicos y los llamados 'long-sellers' (El Quijote, Shakespeare, Biblia, ). 5) El tipo de librería consultada condiciona también los resultados, pues no es lo mismo la venta en una gran superficie que en una librería universitaria, o que en una de barrio y en una librería de antiguo...). 6) Existencia de casos en los que una subsidiaria de la editorial compra una gran cantidad de ejemplares de un título para hacer subir a ese título en el ranknig de ventas, 7) A veces los ejemplares regalados  para publicidad o reseñas se cuentan como libros vendidos. 8) Etc.

Y a todo esto podría añadirse ahora la venta de libros por internet, bien de librerías reales o virtuales, que creo que complica todavía más la cosa.

En fin, que no es que haya que despreciar esas listas pero tampoco hay que tomarlas muy en serio. Lo mejor es leerse las reseñas de blogs como éste :-), o como los que aparecen enlazados aquí, y luego invertir los dineros en libros que merezcan la pena (Laura J. Miller: "The Best-Seller as Marketing Tool and Historical Fiction." Book History 3 [2000], pp. 287-304).

lunes, 1 de noviembre de 2010

Las virtudes peligrosas (Ana María Moix)

Esta colección de cinco cuentos más o menos largos me ha parecido un poco desigual. Empezando con los méritos, no puede negarse la facilidad para la palabra y la fluidez léxica de la autora, cuyas palabras parecen nacer sin esfuerzo y llegar al final de cada cuento sin notarse desgastadas o repetitivas. Es un estilo de tonos 'proustianos', de frases largas aunque no excesivamente alambicadas o sinuosas. De todas formas no será fácil de leer para quienes gusten de sintaxis lineales y transparentes. También me ha convencido la intensidad que la autora logra en algunos de esos relatos, especialmente en "Los muertos", el que más me ha gustado, aunque también creo que en este caso hubiera convenido un tono más lúdico y menos angustioso por la intención satírica (hacia el mundo literario y cultural español) que late en el fondo del relato.

Menos me han convencido la perspectiva narrativa y la cosmovisión que se percibe en ellos. La voz narrativa es casi siempre una conciencia que narra o evoca desde el interior de sí misma, con poco o nulo espacio para el narrador externo o tradicional, o para  una presentación 'objetiva' de los hechos que permita al lector acercarse a éstos sin la mediación de una subjetividad tan absorbente. Al final, la atmósfera resultante es más bien claustrofóbica, y creo que más de un lector echará de menos un poco de aire libre. Desconozco el resto de la narrativa de Moix, y no  sé si usa otros registros o no; si lo hace, confío en que lo haga con tanta maestría como lo hace con éste; pero si no, la verdad es que me parecería más una limitación que un mérito.

Tampoco las anécdotas narradas me han acabado de llenar. Dos de ellas ("Érase una vez" y "El problema"), tienen cierta originalidad, aunque son demasiado tópicas en su posmodernidad. La primera es una deconstrucción de los cuentos tradicionales clásicos -algo que abunda y sobreabunda por ejemplo en el género del microrrelato- y la segunda es la reivindicación de la incertidumbre frente a cualquier certeza o cualquier identidad prefijada. Nada nuevo en este sentido. Finalmente, el relato que da título al cuento tiene sus momentos de intensa individualidad, pero en el fondo se queda en una revindicación ideológica demasiado obvia y simplificada como para considerarla verdaderamente humana. Como ejemplo, la autora lucha para hacer del general un personaje de carne y hueso pero al final se queda en un simple arquetipo  del patriarcado y la tradición. 


En resumen, una colección de relatos para admirar esa conciencia narrativa que se extiende invadiendo todos los espacios, para admirar también ese lenguaje tan bien unido  a esa conciencia y unos relatos que, en sí mismos, resultan redondos y bien acabados. Pero seguramente tampoco se podrá evitar un recelo hacia esas narraciones  con un sólo punto de vista, con una subjetividad casi obsesiva y con un clímax que no se da tanto en la anécdota cuanto en los vaivenes de esa voz que las relata y que deja al lector un campo de acción excesivamente reducido. El libro ganó el Premio Ciudad de Barcelona en 1985. (Ana María Moix: Las virtudes peligrosas. Barcelona. Lumen, 2002, 191 pp.).



jueves, 28 de octubre de 2010

Work Hard, Be Nice (Jay Mathews)

Hace unos días he terminado de escuchar este audiolibro, que lleva como subtítulo "How Two Inspired Teachers Created the Most Promising Schools in America" (Por si acaso, traduzco título y subtítulo: Trabaja duro y sé bien educado. Cómo dos innovadores profesores crearon las escuelas más prometedoras de Estados Unidos). El libro es un recuento de los orígenes y desarrollo de las 'escuelas charter' KIPP (Knowledge is Power Program). Para quienes no sepan, las 'escuelas charter' en EE.UU. son escuelas que funcionan con dinero público pero a manera de franquicias, es decir, el gobierno de cada estado dedica parte del dinero público a subvencionar o parcial o totalmente iniciativas privadas que lleven a la creación de nuevos modelos escolares más rentables que el (desastroso) modelo público. Al amparo de estas ayudas han surgido algunas escuelas realmente exitosas en todos los sentidos. KIPP es una de esa serie y quizá las más conocida.

El libro se centra en la figura de sus dos fundadores, dos jóvenes profesores sin apenas experiencia pero muy interesados en mejorar la educación de los alumnos de los barrios más castigados por problemas de tipo social o económico. Ambos profesores no tenían una pedagogía definida, pero sí llevaron a cabo y de manera muy efecitva algunos pasos que me parecen claves en esta tarea: 1) un verdadero afán de ayuda personalizada para cada estudiante, 2) un contacto cercano con los padres y familia de cada alumno, 3) la conciencia de que fomentar la responsabilidad en alumnos y familias era una de las principales claves del éxito, y 4) un incansable espíritu de lucha contra la inmovilidad burocrática o los trapicheos del sistema, que realmente es para desanimar a cualquiera.

Algunas facetas de su modelo no acaban de convencerme, como esos horarios  que incluyen clases los fines de semana, o esa disponibilidad de los profesores en horarios más bien familiares. Sin embargo, otras son realmente envidiables y se ilustran con ejemplos que le dejan a uno con la boca abierta. A su favor quedan los resultados, que han sido siempre muy  positivos, quizá porque este tipo de métodos e iniciativas es el único capaz de arreglar la situación del sistema de educación pública, no sólo en Estados Unidos sino muchos, muchos países. Se puede acceder a la página electrónica de KIPP desde este enlace. Recomendable. (Jay Mathews: Work Hard. Be Nice. How Two Inspired Teachers Created the Most Promising Schools in America. Minneapolis: Higbridge, 2009, 9 CDs).

lunes, 25 de octubre de 2010

La lluvia amarilla (Julio Llamazares)

Si el lector obvia la verosimilitud de la voz narrativa -es difícil imaginarse una prosa tan elaborada o tan literaria en boca de un personaje rural-, podemos asegurar que estamos ante una novela excelente. Al principio me sorprendió un poco la disposición tipográfica del texto, que consiste en una serie de párrafos más o menos independientes y con una sangría a la inversa, y llegué a pensar que estaba de nuevo ante otra novela puramente experimental. Pero no fue así. Esos párrafos y ese formato son la tipografía más apropiada para esta narración en la que sólo escuchamos la voz del último habitante de Ainielle, quien evoca ante los lectores sus días finales y, con ello, la muerte de su pueblo, en el Pirineo aragonés. No hay narración propiamente hablando, ni tampoco diálogos; sólo la voz de Andrés, solo ante nosotros.

Y lo que podía haberse convertido en un monólogo insoportable resulta al final una pausada y poética 
evocación de la desaparición de la vida en Ainielle. Además esa evocación no es inmovilidad ni monotonía, pues está llena de episodios y anécdotas que van llenando de ritmo y animación la soledad del hablador y recreando emotivamente lo que fueron los últimos tiempos de un lugar que el lector acaba sintiendo como un ser vivo. A todo ello ayuda además el tono fantástico o semifantástico que se concentra en el final de la novela, convirtiendo a Ainielle en un mundo que recuerda los cuentos de Horacio Quiroga y Juan Rulfo donde los vivos se confunden con los muertos, los muertos con los vivos y la frontera entre la vida y la muerte resulta algo más bien convencional pero sumamente atractivo para la imaginación del lector.

De la misma manera, el ritmo narrativo se mantiene ejemplarmente terso y uniforme, sin ninguna caída de tono, aunque a veces parece que sobra algún que otro adjetivo. Por tener más un formato evocativo que narrativo, creo que la novela no gustará mucho a los aficionados a la acción, pero también creo que dejará más que satisfechos a los lectores más exigentes y especialmente a aquellos aficionados a la novela lírica, la novela rural o la novela de ambientes. Al final, Ainielle es un personaje más que sentimos morir, como sentimos morir a Andrés, y, como él, consideramos intrusos a todos los que después visiten el pueblo y no sepan revivir su historia. (Julio Llamazares: La lluvia amarilla. Barcelona: Seix-Barral, 2005, 143 pp.).


jueves, 21 de octubre de 2010

Las islas extraordinarias (Gonzalo Torrente Ballester)

Esta interesante y lograda novela corta de Torrente Ballester resulta entretenida y fácil de leer. Al mismo tiempo, encierra una crítica profunda y seria sobre los mecanismos del poder y las tendencias de dictadores y gobiernos a regular la vida personal de sus ciudadanos y a crear una especie de utopía o estado de bienestar que adormezca o apague las iniciativas individuales.

La novela en sí me ha parecido sencilla e intensa. Sencilla porque no presenta complicaciones estructurales o compositivas. La acción es lineal y la única voz narrativa es la del detective y principal protagonista, contratado para desenmascarar la conspiración contra Su Excelencia, el dictador de las Tres Islas. El desenlace también sorprende y es de ésos que las reseñas no deben revelar. Igualmennte, el lenguaje huye de complicaciones y rebuscamientos, pero se nota ágil y rico. 


Y me ha parecido intensa porque el autor ha sabido muy bien evitar la creación de un mundo completamente utópico o fantástico, sin conexiones con el nuestro. A través de ciertos recursos, como esos puentes que unen a las islas con el continente o ese conocimiento que los isleños tienen del resto del mundo, la vida casi perfecta pero también inhumana de las Tres Islas se nos presenta como algo mucho más cercano y posible hasta la amenaza. 
En este sentido, quizá el logro que más me haya llamado la atención es la entidad de los personajes, que en una novela como ésta podrían haber quedado reducidos al mero nivel de símbolos pero que sin embargo al final también resultan individualizados y casi de carne y hueso, y por eso más cercanos al lector. Los diálogos que el detective mantiene con los diferentes responsables de las islas son una reflexión lúcida y perturbadora sobre los mecanismos y los alcances del poder, y darían para bastantes discusiones de fondo. Más de un lector no podrá leerlos sin cierto temblor por su evocación de gobiernos más o menos democráticos. 

El autor ha sabido mantener el equilibrio en todo ello, y tanto la acción de tonos detectivescos o de aventura, como las reflexiones políticas o las propiamente interiores del narrador guardan la proporción debida, que hace que no se eche en falta nada, ni nada se considere supefluo. Al final, una novela necesaria, que en cierto sentido puede resumir o 'ahorrar' la lectura de otras novelas de dictadores, como El Señor Presidente, Yo el Supremo, o El otoño del patriarca. (Gonzalo Torrente Ballester: Las islas extraordinarias. Barcelona: Planeta: 1994, 168 pp.).



domingo, 17 de octubre de 2010

Sin noticias de Gurb (Eduardo Mendoza)

Novela corta organizada en torno al diario de un extraterrestre que ha llegado a la tierra en compañía de otro, llamado Gurb, el cual se ha dejado perder por la ciudad de Barcelona bajo la apariencia de una famosa  cantante. Las entradas del diario narran la búsqueda de Gurb por parte del primer extraterrestre, que al final protagoniza la mayor parte de la acción y que va recorriendo las calles y micromundos de Barcelona y también encarnándose en personajes como Gary Cooper o Miguel de Unamuno cada vez que lo necesita o lo ve conveniente.

La perspectiva del alienígena facilita la visión paródica de aspectos como los modos de vida catalanes y españoles, la anatomía humana, las máquinas e inventos, las costumbres sociales, las instituciones políticas y culturales, etc., etc. No cabe duda que Mendoza  ha sabido sacar fruto de ese recurso narrativo y hacer de la novela una historia con momentos realmente logrados y divertidos. Ese tono alegre y desenfadado se mantiene bien a lo largo del libro, sin dejar paso a la sátira cruel o pesimista. De todas formas  y especialmente al final, algunas situaciones pueden parecer un poco repetitivas, la voz del extraterrestre parece quedar opacada por la del propio autor, y algunas escenas resultan también demasiado 'comedieteras'.


El formato narrativo elegido -las entradas en un informe de viaje- no permiten mucha flexibilidad estilística, por ello no debe buscarse en este libro brillos estéticos o riquezas que Mendoza muestra en otras ocasiones. En cualquier caso aquí y allá brillan de vez en cuando esas singularidades propias de un buen escritor.


En definitiva, una obra menor, de la que no hay que esperar más que lo que creo que el autor ha querido conseguir: que el lector pase un buen rato, con una anécdota en principio intrascendente pero que deja al descubierto algunas de las ridículeces o sinsentidos de la España y la Cataluña del libro. La mención a algunos personajes históricos más o menos recientes (Marta Sánchez, Alfonso Guerra, Ángel Casas, etc.) puede despistar a los lectores más alejados del momento de la primera edición de la novela, hace ya casi veinte años (1991). Por cierto, me acabo de enterar que Mendoza ha ganado el premio Planeta 2010, con la novela titulada 
Riña de gatos. Madrid, 1936. (Eduardo Mendoza: Sin noticias de Gurb. Barcelona: Seix Barral, 1994, 139 pp.).


miércoles, 13 de octubre de 2010

La aguja dorada (Monserrat Roig)

Aunque es un libro catalogado como novela, se trata más bien de una narración que combina un poco de ficción, algo más de autobiografía y bastante más de reportaje periodístico. En este sentido no es una novela en el sentido tradicional del término, pero al mismo tiempo esos elementos se combinan más o menos armónicamente para producir al final un libro bien escrito y compacto. De todas formas no creo  que convenza a quienes vaya buscando pura ficción o una novela histórica en el sentido más tópico del término.

La aguja dorada
tiene su origen en la invitación de una editorial soviética a la autora para que ésta viajara a Leningrado (San Petesburgo) y recrease el asedio nazi a la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. Con algunas reservas, creo que la perspectiva elegida por la autora ha sido la correcta por ser la más humana. En lugar de perdernos con nombres de batallas, de héroes militares o lugares y fechas, ha preferido la 'intrahistoria' de Unamuno y ha tratado de reconstruir dicho escenario a partir de entrevistas y evocaciones de los supervivientes de aquel infierno. La carga emocional que se condensa en esos momentos del libro (principalmente la tercera y cuarta parte) es realmente intensa y conmovedora, y cada historia individual  se convierte en una especie de símbolo universal de lo que pueden llegar a ser virtudes o situaciones como  la compasión, la caridad, la angustia, el sufrimiento o la solidaridad.

Las otras dos partes del libro se centran más en la ciudad, en su historia, sus monumentos y en sus habitantes. Por ella desfilan varios personajes históricos conocidos por todos (Rasputín, Catalina II, Pedro I, etc.) y de modo especial también algunos artistas y escritores (Pushkin,
Dowstoyeski, etc.) y también algunos caracteres propios de la Rusia soviética, como los intérpretes o los supuestos o menos supuestos agentes de la KGB. Al final el retrato de la ciudad y su idiosincrasia resulta redondo y cercano, como algo vivido y sentido sinceramente.  

Sin embargo creo que pesa demasiado el tono periodístico del libro. Aunque en general los elementos autobiográficos, ficcionales e históricos fluyen con naturalidad a través de un  lenguaje a la vez cuidado y asequible, he acabado con la impresión de que la autora recurre excesivamente a textos y documentos de segunda mano, como pueden ser las biografías de los personajes evocados, libros de viajes o incluso diccionarios. Como digo, en general, todos esos elementos se combinan bien, pero muestran más al  periodista que al inventor de ficciones. Por eso
La aguja dorada me dice que Roig es una buena escritora, pero no me ha podido confirmar que sea una buena novelista.

Una última nota, quizá importante, referida a la advertencia con que Roig presenta el libro. Con ese 'aviso' los lectores que consideren la 'gauche divine' como un grupo de intelectuales incoherentes o miopes tendrán una razón más para no leer el libro. Es cierto que éste no pinta un comunismo rosa, pero tampoco creo que les convenza la razón que da la autora para no tratar las miserias del experimento comunista. Uno entiende que Roig puede haberse enamorado de San Petesburgo, pero a veces su experiencia puede sonar a involuntaria aprobación de todo el sistema. Cito parte del 'aviso': "Si esperáis leer un libro sobre el paraíso soviético, dejadlo estar, no sigáis. Si buscáis las reflexiones de una intelectual desencantada por las traiciones  de la URSS, también. Aquí no se hablará ni de economía ni de avances sociales. Tampoco de
gulags y de hospitales psiquiátricos. Los periódicos ya se encargan de eso todos los días"  (Monserrat Roig: La aguja dorada. Barcelona: Destino, 1992, 278 pp.).

sábado, 9 de octubre de 2010

Relatos fantásticos hispanoamericanos. Antología (Eds. José Miguel Sardiñas y Ana María Morales)

Ésta es una de las mejores antologías que conozco sobre el tema. No en vano sus responsables son dos de los mayores especialistas sobre narrativa fantástica y los principales organizadores de los bianuales Coloquios Internacionales de Literatura Fantástica, que en julio de 2011 alcanzarán su novena edición, en Budapest. La antología contiene casi cuarenta relatos, una muy útil introducción, y una de las bibliografías más completas sobre lo fantástico. Cito de la contraportada: "A lo largo de más de treinta narraciones, no sólo de clásicos de la narrativa fantástica del Continente como Darío, Lugones, Quiroga, Borges, Bioy Casares o Cortázar, sino también de autores menos conocidos o más recientes en su género, como Amparo Dávila, Silvina Ocampo, José Emilio Pacheco, Abelardo Castillo o María Elena Luna, entre otros, somos invitados a efectuar un peligroso viaje a las fronteras. A las fronteras de la identidad del yo, del tiempo lineal y progresivo, el espacio continuo y único, de la vigilia, de la vida..." (José Miguel Sardiñas, Ana María Morales [eds]: Relatos fantásticos hispanoamericanos. Antología. La Habana: Casa de las Américas, 2003, 594 pp.).


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martes, 5 de octubre de 2010

El sueño de Venecia (Paloma Díaz-Mas)

Del entusiasmo al casi-desencanto, así es como creo que podría resumir el itinerario de mi lectura de esta novela, de cuya autora conocía el cuento "Las sergas de Hroswith", de grata memoria. El libro está organizado en cinco capítulos y en torno un hilo conductor que son los vaivenes de un cuadro-retrato de los dos protagonistas del primer capítulo. Este primer capítulo es realmente un logro en cuanto a imitación del castellano del siglo XVI se refiere. Precisamente ahora estoy explicando 'El Lazarillo' en mis clases, y a veces he sentido como si fuera un 'tratado' más del libro que dio inicio a la picaresca. Quizá pueda resultar forzado el 'final  feliz' de la historia, con la boda del pícaro con una mujer que podría ser casi su abuela, pero la forma de recrear la vida del Madrid del Siglo de Oro, los guiños al lector de El Lazarillo con ese Zaide negro que recuerda al padrastro de Lázaro, o ese nombre de Pablos tomado de El Buscón, hacen de este capítulo una pieza casi única.

El resto de los capítulos sigue una tónica semejante. Se pasa luego a comienzos del siglo XIX, a través del género epistolar, y por medio de unas cartas escritas por un viajero inglés en la España de Carlos IV volvemos a encontrar el cuadro, con su historia ya un poco más distorsionada. El siguiente capítulo es una recreación de la España del realismo burgués de mediados del  XIX, con un narrador omnisciente, un lenguaje un poco prosaico, una historia de líos más o menos matrimoniales y el cuadro que aparece al final un poco  más irreconocible. En este caso creo que el homenaje es en parte a 'La Regenta', con ese indiano galante de nombre Álvaro y que quiere ser una réplica de Álvaro Mesía, el seductor de Ana Ozores. El siguiente nos ubica en la España de la posguerra, con un narrador de novelas experimentales que habla desde la perspectiva de una niña lectora del
capitán Trueno y en cuya habitación se encuentra el cuadro ya completamente transformado. La conclusión llega con el informe final, que parece remedar el estilo de los catálogos de anticuarios o de salas de subastas o de exposiciones de pintura. Al final una versión falsa de la historia del cuadro queda consagrada como verdadera o más plausible la versión real de la misma resulta descartada por ridícula.

Como puede verse, los méritos del libro dependerán del aprecio que el lector tenga por la metaliteratura y la consideración que le merezca la habilidad de Díaz-Más para imitar los diferentes estilos. A mí particularmente me han convencido el primer y el cuarto capítulos. El segundo y el tercero me han parecido bastante más tópicos, aunque quizá esto sea inevitable, ya que se trata de evocar esas épocas históricas tal como las ha reflejado la literatura.  Así toda esta metaliteratura se convierte en el mérito y en la limitación de la novela, pues por un lado muestra la habilidad proteica del estilo de Díaz-Mas pero por otra encierra esas historias en unos motivos que pueden llegar a ser lugar común y a aburrir al lector 'más ilustrado'. Por lo mismo, los lectores que no hayan leído la picaresca, la literatura epistolar del XVIII, la literatura de viajes, o los otros tonos que trata de revivir la novela, acabarán entendiendo ésta de forma bastante limitada. Algo parecido puede decirse de la conclusión final, es decir la ironía sobre la verdad y la ficción, sobre la confusión entre verdad y mentira. Original dentro de la novela, pero tópica y demasiado repetida en la narrativa posmoderna.

A
l final una narración entretenida y quizá iluminativa para lectores con interés por la historia literaria y la metaliteratura, pero quizá demasiado monótona para aquellos que ya estén familiarizados con ese mundo. La novela ganó el Premio Herralde de novela en 1992. (Paloma Díaz Más: El sueño de Venecia. Barcelona: Anagrama, 1992, 221 pp.).



sábado, 25 de septiembre de 2010

Amado monstruo (Javier Tomeo)


La primera novela que leo de Javier Tomeo, y seguramente no será la última. Me han dejado sorprendido la originalidad   de la anécdota y la de la forma narrativa. No se ve todos los días una novela organizada en torno a una entrevista de trabajo, en la que intervienen sólo dos personajes, y hacerlo de manera tan compacta y entretenida, con unas conversaciones  que poco a poco van llevando al lector a un mundo a la vez extraño y posible.
    Desde el encuentro inicial  entre el narrador (el entrevistado) y Krugger (el entrevistador) el lector se ve envuelto en un crescendo de intriga, deseando no sólo conocer cuanto antes el final de la historia sino también identificar en qué tipo de mundo se mueven los dos personajes y el lector mismo. Por su lado, el desenlace, o mejor, los desenlaces, no sólo no defraudan sino que superan todo lo esperable. El tono ácido y el humor negro son obvios y constantes pero no llegan a la amargura ni eliminan lo lúdico de la novela. 
      Ésta también se lee fácil porque el lenguaje y el estilo son bastante accesibles y sobrios, sin adornos ni palabrerías innecesarias. Pero esto no quiere decir que no estén trabajados o no sean personales; en muchos sentidos son incluso modélicos. El autor también sale bastante airoso al evitar que ese formato de entrevista se convierta en un diálogo insoportable entre los dos personajes. Los incisos que intercala en esa conversación para hacerla inteligible son tan necesarios como discretos, e impiden que el lector pierda tiempo y esfuerzo identificando a cada interlocutor.
     Por todo esto no es extraño que Amado monstruo  fuera finalista del Premio Herralde de novela en 1984. No le doy las cuatro estrellas porque su extensión (ciento diez páginas) le impide llegar a ser una 'gran novela' o una cosmovisión total del mundo, pero en cuanto novela corta es ciertamente una referencia obligatoria. Su lectura no lleva más de dos o tres horas y aporta al lector un conjunto de ideas, situaciones y tonos verdaderamente únicos y originales. Como dice una de las reseñas de la contraportada, se trata de 'un caramelo de pimienta' (Javier Tomeo: Amado monstruo: Barcelona: Anagrama, 1985, 110 pp.).

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