viernes, 16 de julio de 2010

Historia de una maestra (Josefina R. Aldecoa)

Hace tiempo leí A ninguna parte, una colección de cuentos de esta autora, de los que guardo un grato recuerdo por su visión tan humana y cercana de los más débiles, especialmente de los niños, y los propensos a la tragedia. Todo ello narrado sin alardes estilistas, con tersura y sobriedad, pero también con cuidado y exigencia. Y eso era lo que me esperaba en esta novela. Lo he encontrado en parte, pues la voz narrativa de la protagonista se mantiene segura y coherente, desde una perspectiva que puede resultar un  poco monótona en ocasiones pero que va muy bien con el tono intimista y egocéntrico (en su sentido positivo) que se da a la historia. Gabriela es un personaje de verdad, a la vez idealista, imperfecto y un poco apático, cuyo protagonismo parece siempre quedar en un segundo plano en acontecimientos en los que ella es a menudo más testigo que protagonista.

       Sin embargo,  me ha parecido que la novela está excesivamente cargada de ideología, que por momentos la hace casi irrespirable. Es cierto que no se da un maniqueísmo absoluto entre buenos-republicanos y malos-no repubicanos, y la misma Gabriela parece a veces ocupar el espacio intermedio entre ambos, pero también es cierto que las opiniones  sobre educación, política, religión, igualdad de género, son demasiado unilaterales y demasiado frecuentes. Y aunque algunas veces -no todas- me parecen acertadas, ocupan un espacio que debería haberse dedicado a ahondar en la humanidad de cada personaje,  pues al final muchos de éstos acaban convirtiéndose en  panfletos o caricaturas, según los casos. En este sentido, parece que la novela no se ha desprendido de la visión simplificadora del realismo social español del la década de 1950-1960, en el que la autora, junto a su marido, tuvo un papel tan relevante.

     En resumen, una novela meritoria por esa voz narrativa y esa primera persona tan conseguida, pero que va a ser difícil de digerir si el lector busca en ella vida y no ideología, o literatura y no adoctrinamiento. Y especialmente porque trata de un periodo de la historia de España (la Segunda República) donde las pasiones han cegado y siguen cegando juicios más serenos y objetivos y la redacción de novelas que traten de romper el estereotipo de 'las dos Españas', en la línea de  lo que Andrés Trapiello  hace en  Las armas y las letras (Barcelona: Destino, 2009). (Josefina R. Aldecoa: Historia de una maestra. Barcelona: Anagrama, 1990, 232 pp.).


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