jueves, 28 de octubre de 2010

Work Hard, Be Nice (Jay Mathews)

Hace unos días he terminado de escuchar este audiolibro, que lleva como subtítulo "How Two Inspired Teachers Created the Most Promising Schools in America" (Por si acaso, traduzco título y subtítulo: Trabaja duro y sé bien educado. Cómo dos innovadores profesores crearon las escuelas más prometedoras de Estados Unidos). El libro es un recuento de los orígenes y desarrollo de las 'escuelas charter' KIPP (Knowledge is Power Program). Para quienes no sepan, las 'escuelas charter' en EE.UU. son escuelas que funcionan con dinero público pero a manera de franquicias, es decir, el gobierno de cada estado dedica parte del dinero público a subvencionar o parcial o totalmente iniciativas privadas que lleven a la creación de nuevos modelos escolares más rentables que el (desastroso) modelo público. Al amparo de estas ayudas han surgido algunas escuelas realmente exitosas en todos los sentidos. KIPP es una de esa serie y quizá las más conocida.

El libro se centra en la figura de sus dos fundadores, dos jóvenes profesores sin apenas experiencia pero muy interesados en mejorar la educación de los alumnos de los barrios más castigados por problemas de tipo social o económico. Ambos profesores no tenían una pedagogía definida, pero sí llevaron a cabo y de manera muy efecitva algunos pasos que me parecen claves en esta tarea: 1) un verdadero afán de ayuda personalizada para cada estudiante, 2) un contacto cercano con los padres y familia de cada alumno, 3) la conciencia de que fomentar la responsabilidad en alumnos y familias era una de las principales claves del éxito, y 4) un incansable espíritu de lucha contra la inmovilidad burocrática o los trapicheos del sistema, que realmente es para desanimar a cualquiera.

Algunas facetas de su modelo no acaban de convencerme, como esos horarios  que incluyen clases los fines de semana, o esa disponibilidad de los profesores en horarios más bien familiares. Sin embargo, otras son realmente envidiables y se ilustran con ejemplos que le dejan a uno con la boca abierta. A su favor quedan los resultados, que han sido siempre muy  positivos, quizá porque este tipo de métodos e iniciativas es el único capaz de arreglar la situación del sistema de educación pública, no sólo en Estados Unidos sino muchos, muchos países. Se puede acceder a la página electrónica de KIPP desde este enlace. Recomendable. (Jay Mathews: Work Hard. Be Nice. How Two Inspired Teachers Created the Most Promising Schools in America. Minneapolis: Higbridge, 2009, 9 CDs).

lunes, 25 de octubre de 2010

La lluvia amarilla (Julio Llamazares)

Si el lector obvia la verosimilitud de la voz narrativa -es difícil imaginarse una prosa tan elaborada o tan literaria en boca de un personaje rural-, podemos asegurar que estamos ante una novela excelente. Al principio me sorprendió un poco la disposición tipográfica del texto, que consiste en una serie de párrafos más o menos independientes y con una sangría a la inversa, y llegué a pensar que estaba de nuevo ante otra novela puramente experimental. Pero no fue así. Esos párrafos y ese formato son la tipografía más apropiada para esta narración en la que sólo escuchamos la voz del último habitante de Ainielle, quien evoca ante los lectores sus días finales y, con ello, la muerte de su pueblo, en el Pirineo aragonés. No hay narración propiamente hablando, ni tampoco diálogos; sólo la voz de Andrés, solo ante nosotros.

Y lo que podía haberse convertido en un monólogo insoportable resulta al final una pausada y poética 
evocación de la desaparición de la vida en Ainielle. Además esa evocación no es inmovilidad ni monotonía, pues está llena de episodios y anécdotas que van llenando de ritmo y animación la soledad del hablador y recreando emotivamente lo que fueron los últimos tiempos de un lugar que el lector acaba sintiendo como un ser vivo. A todo ello ayuda además el tono fantástico o semifantástico que se concentra en el final de la novela, convirtiendo a Ainielle en un mundo que recuerda los cuentos de Horacio Quiroga y Juan Rulfo donde los vivos se confunden con los muertos, los muertos con los vivos y la frontera entre la vida y la muerte resulta algo más bien convencional pero sumamente atractivo para la imaginación del lector.

De la misma manera, el ritmo narrativo se mantiene ejemplarmente terso y uniforme, sin ninguna caída de tono, aunque a veces parece que sobra algún que otro adjetivo. Por tener más un formato evocativo que narrativo, creo que la novela no gustará mucho a los aficionados a la acción, pero también creo que dejará más que satisfechos a los lectores más exigentes y especialmente a aquellos aficionados a la novela lírica, la novela rural o la novela de ambientes. Al final, Ainielle es un personaje más que sentimos morir, como sentimos morir a Andrés, y, como él, consideramos intrusos a todos los que después visiten el pueblo y no sepan revivir su historia. (Julio Llamazares: La lluvia amarilla. Barcelona: Seix-Barral, 2005, 143 pp.).


jueves, 21 de octubre de 2010

Las islas extraordinarias (Gonzalo Torrente Ballester)

Esta interesante y lograda novela corta de Torrente Ballester resulta entretenida y fácil de leer. Al mismo tiempo, encierra una crítica profunda y seria sobre los mecanismos del poder y las tendencias de dictadores y gobiernos a regular la vida personal de sus ciudadanos y a crear una especie de utopía o estado de bienestar que adormezca o apague las iniciativas individuales.

La novela en sí me ha parecido sencilla e intensa. Sencilla porque no presenta complicaciones estructurales o compositivas. La acción es lineal y la única voz narrativa es la del detective y principal protagonista, contratado para desenmascarar la conspiración contra Su Excelencia, el dictador de las Tres Islas. El desenlace también sorprende y es de ésos que las reseñas no deben revelar. Igualmennte, el lenguaje huye de complicaciones y rebuscamientos, pero se nota ágil y rico. 


Y me ha parecido intensa porque el autor ha sabido muy bien evitar la creación de un mundo completamente utópico o fantástico, sin conexiones con el nuestro. A través de ciertos recursos, como esos puentes que unen a las islas con el continente o ese conocimiento que los isleños tienen del resto del mundo, la vida casi perfecta pero también inhumana de las Tres Islas se nos presenta como algo mucho más cercano y posible hasta la amenaza. 
En este sentido, quizá el logro que más me haya llamado la atención es la entidad de los personajes, que en una novela como ésta podrían haber quedado reducidos al mero nivel de símbolos pero que sin embargo al final también resultan individualizados y casi de carne y hueso, y por eso más cercanos al lector. Los diálogos que el detective mantiene con los diferentes responsables de las islas son una reflexión lúcida y perturbadora sobre los mecanismos y los alcances del poder, y darían para bastantes discusiones de fondo. Más de un lector no podrá leerlos sin cierto temblor por su evocación de gobiernos más o menos democráticos. 

El autor ha sabido mantener el equilibrio en todo ello, y tanto la acción de tonos detectivescos o de aventura, como las reflexiones políticas o las propiamente interiores del narrador guardan la proporción debida, que hace que no se eche en falta nada, ni nada se considere supefluo. Al final, una novela necesaria, que en cierto sentido puede resumir o 'ahorrar' la lectura de otras novelas de dictadores, como El Señor Presidente, Yo el Supremo, o El otoño del patriarca. (Gonzalo Torrente Ballester: Las islas extraordinarias. Barcelona: Planeta: 1994, 168 pp.).



domingo, 17 de octubre de 2010

Sin noticias de Gurb (Eduardo Mendoza)

Novela corta organizada en torno al diario de un extraterrestre que ha llegado a la tierra en compañía de otro, llamado Gurb, el cual se ha dejado perder por la ciudad de Barcelona bajo la apariencia de una famosa  cantante. Las entradas del diario narran la búsqueda de Gurb por parte del primer extraterrestre, que al final protagoniza la mayor parte de la acción y que va recorriendo las calles y micromundos de Barcelona y también encarnándose en personajes como Gary Cooper o Miguel de Unamuno cada vez que lo necesita o lo ve conveniente.

La perspectiva del alienígena facilita la visión paródica de aspectos como los modos de vida catalanes y españoles, la anatomía humana, las máquinas e inventos, las costumbres sociales, las instituciones políticas y culturales, etc., etc. No cabe duda que Mendoza  ha sabido sacar fruto de ese recurso narrativo y hacer de la novela una historia con momentos realmente logrados y divertidos. Ese tono alegre y desenfadado se mantiene bien a lo largo del libro, sin dejar paso a la sátira cruel o pesimista. De todas formas  y especialmente al final, algunas situaciones pueden parecer un poco repetitivas, la voz del extraterrestre parece quedar opacada por la del propio autor, y algunas escenas resultan también demasiado 'comedieteras'.


El formato narrativo elegido -las entradas en un informe de viaje- no permiten mucha flexibilidad estilística, por ello no debe buscarse en este libro brillos estéticos o riquezas que Mendoza muestra en otras ocasiones. En cualquier caso aquí y allá brillan de vez en cuando esas singularidades propias de un buen escritor.


En definitiva, una obra menor, de la que no hay que esperar más que lo que creo que el autor ha querido conseguir: que el lector pase un buen rato, con una anécdota en principio intrascendente pero que deja al descubierto algunas de las ridículeces o sinsentidos de la España y la Cataluña del libro. La mención a algunos personajes históricos más o menos recientes (Marta Sánchez, Alfonso Guerra, Ángel Casas, etc.) puede despistar a los lectores más alejados del momento de la primera edición de la novela, hace ya casi veinte años (1991). Por cierto, me acabo de enterar que Mendoza ha ganado el premio Planeta 2010, con la novela titulada 
Riña de gatos. Madrid, 1936. (Eduardo Mendoza: Sin noticias de Gurb. Barcelona: Seix Barral, 1994, 139 pp.).


miércoles, 13 de octubre de 2010

La aguja dorada (Monserrat Roig)

Aunque es un libro catalogado como novela, se trata más bien de una narración que combina un poco de ficción, algo más de autobiografía y bastante más de reportaje periodístico. En este sentido no es una novela en el sentido tradicional del término, pero al mismo tiempo esos elementos se combinan más o menos armónicamente para producir al final un libro bien escrito y compacto. De todas formas no creo  que convenza a quienes vaya buscando pura ficción o una novela histórica en el sentido más tópico del término.

La aguja dorada
tiene su origen en la invitación de una editorial soviética a la autora para que ésta viajara a Leningrado (San Petesburgo) y recrease el asedio nazi a la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. Con algunas reservas, creo que la perspectiva elegida por la autora ha sido la correcta por ser la más humana. En lugar de perdernos con nombres de batallas, de héroes militares o lugares y fechas, ha preferido la 'intrahistoria' de Unamuno y ha tratado de reconstruir dicho escenario a partir de entrevistas y evocaciones de los supervivientes de aquel infierno. La carga emocional que se condensa en esos momentos del libro (principalmente la tercera y cuarta parte) es realmente intensa y conmovedora, y cada historia individual  se convierte en una especie de símbolo universal de lo que pueden llegar a ser virtudes o situaciones como  la compasión, la caridad, la angustia, el sufrimiento o la solidaridad.

Las otras dos partes del libro se centran más en la ciudad, en su historia, sus monumentos y en sus habitantes. Por ella desfilan varios personajes históricos conocidos por todos (Rasputín, Catalina II, Pedro I, etc.) y de modo especial también algunos artistas y escritores (Pushkin,
Dowstoyeski, etc.) y también algunos caracteres propios de la Rusia soviética, como los intérpretes o los supuestos o menos supuestos agentes de la KGB. Al final el retrato de la ciudad y su idiosincrasia resulta redondo y cercano, como algo vivido y sentido sinceramente.  

Sin embargo creo que pesa demasiado el tono periodístico del libro. Aunque en general los elementos autobiográficos, ficcionales e históricos fluyen con naturalidad a través de un  lenguaje a la vez cuidado y asequible, he acabado con la impresión de que la autora recurre excesivamente a textos y documentos de segunda mano, como pueden ser las biografías de los personajes evocados, libros de viajes o incluso diccionarios. Como digo, en general, todos esos elementos se combinan bien, pero muestran más al  periodista que al inventor de ficciones. Por eso
La aguja dorada me dice que Roig es una buena escritora, pero no me ha podido confirmar que sea una buena novelista.

Una última nota, quizá importante, referida a la advertencia con que Roig presenta el libro. Con ese 'aviso' los lectores que consideren la 'gauche divine' como un grupo de intelectuales incoherentes o miopes tendrán una razón más para no leer el libro. Es cierto que éste no pinta un comunismo rosa, pero tampoco creo que les convenza la razón que da la autora para no tratar las miserias del experimento comunista. Uno entiende que Roig puede haberse enamorado de San Petesburgo, pero a veces su experiencia puede sonar a involuntaria aprobación de todo el sistema. Cito parte del 'aviso': "Si esperáis leer un libro sobre el paraíso soviético, dejadlo estar, no sigáis. Si buscáis las reflexiones de una intelectual desencantada por las traiciones  de la URSS, también. Aquí no se hablará ni de economía ni de avances sociales. Tampoco de
gulags y de hospitales psiquiátricos. Los periódicos ya se encargan de eso todos los días"  (Monserrat Roig: La aguja dorada. Barcelona: Destino, 1992, 278 pp.).

sábado, 9 de octubre de 2010

Relatos fantásticos hispanoamericanos. Antología (Eds. José Miguel Sardiñas y Ana María Morales)

Ésta es una de las mejores antologías que conozco sobre el tema. No en vano sus responsables son dos de los mayores especialistas sobre narrativa fantástica y los principales organizadores de los bianuales Coloquios Internacionales de Literatura Fantástica, que en julio de 2011 alcanzarán su novena edición, en Budapest. La antología contiene casi cuarenta relatos, una muy útil introducción, y una de las bibliografías más completas sobre lo fantástico. Cito de la contraportada: "A lo largo de más de treinta narraciones, no sólo de clásicos de la narrativa fantástica del Continente como Darío, Lugones, Quiroga, Borges, Bioy Casares o Cortázar, sino también de autores menos conocidos o más recientes en su género, como Amparo Dávila, Silvina Ocampo, José Emilio Pacheco, Abelardo Castillo o María Elena Luna, entre otros, somos invitados a efectuar un peligroso viaje a las fronteras. A las fronteras de la identidad del yo, del tiempo lineal y progresivo, el espacio continuo y único, de la vigilia, de la vida..." (José Miguel Sardiñas, Ana María Morales [eds]: Relatos fantásticos hispanoamericanos. Antología. La Habana: Casa de las Américas, 2003, 594 pp.).


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martes, 5 de octubre de 2010

El sueño de Venecia (Paloma Díaz-Mas)

Del entusiasmo al casi-desencanto, así es como creo que podría resumir el itinerario de mi lectura de esta novela, de cuya autora conocía el cuento "Las sergas de Hroswith", de grata memoria. El libro está organizado en cinco capítulos y en torno un hilo conductor que son los vaivenes de un cuadro-retrato de los dos protagonistas del primer capítulo. Este primer capítulo es realmente un logro en cuanto a imitación del castellano del siglo XVI se refiere. Precisamente ahora estoy explicando 'El Lazarillo' en mis clases, y a veces he sentido como si fuera un 'tratado' más del libro que dio inicio a la picaresca. Quizá pueda resultar forzado el 'final  feliz' de la historia, con la boda del pícaro con una mujer que podría ser casi su abuela, pero la forma de recrear la vida del Madrid del Siglo de Oro, los guiños al lector de El Lazarillo con ese Zaide negro que recuerda al padrastro de Lázaro, o ese nombre de Pablos tomado de El Buscón, hacen de este capítulo una pieza casi única.

El resto de los capítulos sigue una tónica semejante. Se pasa luego a comienzos del siglo XIX, a través del género epistolar, y por medio de unas cartas escritas por un viajero inglés en la España de Carlos IV volvemos a encontrar el cuadro, con su historia ya un poco más distorsionada. El siguiente capítulo es una recreación de la España del realismo burgués de mediados del  XIX, con un narrador omnisciente, un lenguaje un poco prosaico, una historia de líos más o menos matrimoniales y el cuadro que aparece al final un poco  más irreconocible. En este caso creo que el homenaje es en parte a 'La Regenta', con ese indiano galante de nombre Álvaro y que quiere ser una réplica de Álvaro Mesía, el seductor de Ana Ozores. El siguiente nos ubica en la España de la posguerra, con un narrador de novelas experimentales que habla desde la perspectiva de una niña lectora del
capitán Trueno y en cuya habitación se encuentra el cuadro ya completamente transformado. La conclusión llega con el informe final, que parece remedar el estilo de los catálogos de anticuarios o de salas de subastas o de exposiciones de pintura. Al final una versión falsa de la historia del cuadro queda consagrada como verdadera o más plausible la versión real de la misma resulta descartada por ridícula.

Como puede verse, los méritos del libro dependerán del aprecio que el lector tenga por la metaliteratura y la consideración que le merezca la habilidad de Díaz-Más para imitar los diferentes estilos. A mí particularmente me han convencido el primer y el cuarto capítulos. El segundo y el tercero me han parecido bastante más tópicos, aunque quizá esto sea inevitable, ya que se trata de evocar esas épocas históricas tal como las ha reflejado la literatura.  Así toda esta metaliteratura se convierte en el mérito y en la limitación de la novela, pues por un lado muestra la habilidad proteica del estilo de Díaz-Mas pero por otra encierra esas historias en unos motivos que pueden llegar a ser lugar común y a aburrir al lector 'más ilustrado'. Por lo mismo, los lectores que no hayan leído la picaresca, la literatura epistolar del XVIII, la literatura de viajes, o los otros tonos que trata de revivir la novela, acabarán entendiendo ésta de forma bastante limitada. Algo parecido puede decirse de la conclusión final, es decir la ironía sobre la verdad y la ficción, sobre la confusión entre verdad y mentira. Original dentro de la novela, pero tópica y demasiado repetida en la narrativa posmoderna.

A
l final una narración entretenida y quizá iluminativa para lectores con interés por la historia literaria y la metaliteratura, pero quizá demasiado monótona para aquellos que ya estén familiarizados con ese mundo. La novela ganó el Premio Herralde de novela en 1992. (Paloma Díaz Más: El sueño de Venecia. Barcelona: Anagrama, 1992, 221 pp.).



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