domingo, 20 de enero de 2013

Los malos estudiantes de Belén Gopegui ("Deseo de ser punk")

Comencé leyendo este libro como hago con casi todos los del blog, es decir, con el afán de comentarlo o criticarlo desde el punto de vista técnico y del contenido. Pero hacia la mitad y sin que pudiera controlarlo surgió mi faceta de docente se me vino a la cabeza  algo así como "con estudiantes como Martina, la protagonista,  ni la educación, ni la economía ni la sociedad van a llegar a ningún sitio". Puede que este pensamiento suene un poco carca pero al final de la lectura de la novela no he cambiado de opinión. 
 
     Como
La escala de los mapas y La conquista del aire, Deseo ser punk es también un libro que deja ver lo bien que escribe Gopegui, su amplitud de recursos narrativos y su fina sensibilidad para captar visiones y detalles de lo real propias de un buen poeta y de cualquier escritor original. Sin embargo la historia me parece de lo más chata e intrascendente. Una chica que es al mismo tiempo rebelde y apática, y que usa la música rock como medio para  canalizar sus enfados sociales y cuyo objetivo vital más alto parece ser vivir en una casa de okupas y acabar llevando ese mensaje de rebeldía rockera a los cerebros de los radioyentes...La verdad es que todo esto  no me dice nada, ni a estas altura me suena a rebeldía social ni a nada que no haya visto fracasar bajo la bota implacable del tiempo.  Todo lo más -y sería un verdadero mérito de profeta- puede entenderse como un vaticinio de lo que fue (en pasado) el 15M... Y tampoco e encaja que esa rebeldía musical se quiera combinar con ese materialismo dialéctico que tanto gusta a Gopegui pero que me temo que ni Martina ni sus amigos saben realmente de qué va (p. 89).  Porque al final, lo único que se propone es una rebeldía vacía y una música que puede gustar -a mí personalmente me atraen varios de los grupos que se mencionan-, pero la propuesta alternativa es la de un vacío total. 

      Volviendo al comienzo, creo que lo que necesitamos para salir de donde nos han metido es trabajo serio y no protestas baratas y sin intención constructiva (y por supuesto, una purga total de políticos, banqueros y sindicalistas choriceros), y unas buenas remesas de estudiantes idealistas e ilusionados. Esos son los que mejor resultados me dan en clase y los que más acaban contribuyendo a arreglar los problemas que podamos tener. Mi experiencia con estudiantes como Martina es más bien desoladora. 
Y, de nuevo, es una pena, porque Gopegui podría escribir cosas totalmente brillantes si mirara en otras direcciones. (Belén Gopegui: Deseo de ser punk. Barcelona: Anagrama, 2009, 187 pp.)



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