martes, 30 de julio de 2013

De cómo los blogs pueden salvar el mundo

(Después de haber escrito esta entrada y haberla leído, me parece que me ha quedado un poco melosa y moralizante, pero como también creo que tiene alguna idea útil y sobre todo un divertido vídeo al final, la dejo así). 

Supongo que los que visitáis las secciones de comentarios de los blogs y la misma sección de comentarios en periódicos electrónicos nacionales como El País, ABC, El Mundo, etc., habréis notado una diferencia importante. Me refiero al tono de esos comentarios que, en general, suele ser bastante agresivo y ultra en los periódicos y, por el contrario, mucho más comedido y dialogante en los blogs.

    Mi teoría es que los periódicos representan una postura ideológica o política con muchos más prejuicios e intereses partidistas que los blogs personales. Esto hace que quienes participan en esas secciones lo hagan desde las mismas posiciones que los periódicos o desde las frontalmente opuestas pero igualmente radicales o preconcebidas. Las consecuencias son claras:  los participantes se crean un alias, se refugian en el anonimato y empiezan lanzar diatribas o insultos a diestro y siniestro, sin intención de buscar el diálogo ni tampoco de trabar amistades con nadie; se trata simplemente de mostrar que “soy yo quien tiene razón y más o menos unos estúpidos quienes no piensen igual”. De hecho, cada vez son más frecuentes las noticias en las que viene deshabilitada la sección de comentarios.


     Por el contrario el blog personal, y especialmente los literarios y culturales, suelen ser un espacio de diálogo más abierto y menos radical; también hay sus excepciones, por supuesto, pero creo precisamente son eso, tristes excepciones. Al  ser el blog una construcción mucho más individual, y a pesar de que el propietario o autor tenga unas ideas específicas, normalmente la actitud hacia los visitantes es de agradecimiento y apertura o  amistad. Por ello se propician más las actitudes de humor, respeto o, si llega el caso, de cordial  desacuerdo. Pero incluso en esos desacuerdos, siempre queda un resto positivo de agradecimiento y amistad. Por ello, los blogs se pueden estar convirtiendo en nuevos espacios de diálogo, inexistentes hasta ahora, y hasta facilitar amistades de verdad, algo realmente envidiable. Aunque también es cierto que a veces los comentarios pueden convertirse en meros cumplidos o también instrumentalizarse para la mera captación de audiencia. 

       Pero fijándonos en lo positivo, lo que es indudable es que el blog ha creado una zona cuyo carácter tan personal y biográfico le hace afortunadamente distante de los blogs o páginas partidistas o institucionales. Porque al final el blog nos descubre lo que decía un sabio e independiente politólogo. No hay –o no debe haber– partidos ni pensamientos en masa, sino problemas concretos y personas concretas. Y en el mundo cibernético probablemente sea el blog –más que el periodismo 2.0, redes sociales como Facebook o los micromensajes de Twitter– quienes mejor representen y reflejen esa gran verdad. En otras palabras, con su carácter abierto y su espíritu de diálogo, el blog puede convertirse en “una arma cargada de futuro”, como decía el poeta.  Y esto no tanto porque su autor deje de mantener sus ideas previas sino porque predispone al contacto personal mucho mejor que los otros medios. Se trata entonces de seguir blogueando y darle tiempo al tiempo. No creo que arreglemos el mundo, pero  sí que puede enseñar al periodismo 2.0 más cosas de las que este cree. 

     Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí está este par de gemelos mostrándonos a todos lo productivo y divertido que debe ser el arte del diálogo.

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