viernes, 28 de febrero de 2014

Juan Manuel de Prada: 'Me hallará la muerte'

Me hallará la muerte, 
de Juan Manuel de Prada, 
no pasa de ser 
un bestseller barroco
Esta novela, cuyo título está tomado de uno de los versos del “Cara al sol”, es la segunda que leo de Juan Manuel de Prada. Si la primera (Las esquinas del aire) me pareció recomendable con algunas prevenciones de mayor o menor entidad, no puedo decir lo mismo de ésta.

       En primer lugar, sigue Prada con su innecesario barroco; entiendo que cada autor es su estilo, pero también creo que todo buen escritor debe siempre estar un poco insatisfecho consigo mismo en todos los órdenes; y si aquí el argumento y personajes se parecen muy poco a los de la Las esquinas del aire, ese barroquismo parece haberse anquilosado o incluso agravado. Las frases siguen siendo ampulosas y la mirada de combate periodístico del autor, lleno de arranques emocionales y verborrea de relleno, no ayuda para nada ni al desarrollo natural de la historia ni a la individualización psicológica o elocutiva de los personajes.

     Y esto por no comentar los muy probables anacronismos lingüísticos que se dan en la novela: aunque no estoy completamente seguro, no creo que palabras como ‘bofia’, ‘trullo’, ‘interrupción del embarazo’ fueran de uso común en la España de los 40 y 50. También me parece que ubicar a los tecnócratas del franquismo en plena década de los 50, cuando fueron más propios de fin de esa década y sobre todo de la de los 60, no ayuda mucho a la verosimilitud histórica de la novela y más bien parecen un intento de desahogo o vendetta política del autor.

      Tampoco me ha convencido lo que podría considerarse el nervio principal de la historia, es decir la trayectoria de Antonio, el principal protagonista. Sus comienzos de ratero de poca monta en la España de la inmediata posguerra  y sus duras  también cínicas experiencias en los campos de prisión soviéticos me parecen que, tal como los describe el narrador, no pueden explicar al criminal falto de todo tipo de escrúpulos en que llega convertido ese personaje a su regreso de Rusia. Sobre todo, me parece que no se ha querido o podido ahondar en los vaivenes que la conciencia de Antonio debería haber sufrido en esos años de cautiverio, y de cómo luego eso pudo explicar su comportamiento al regreso.

    Porque al final Antonio, a pesar de las casi seiscientas páginas del libro, parece más un estereotipo de personaje de aventuras (malo en este caso) que una figura de carne y hueso. Además, podría cuestionarse la verosimilitud de su transformación. Es decir, que el autor nos quiera hacer creer que la familia de Gabriel Cifuentes no reconoce la diferencia entre la voz de Gabriel y la de Antonio, a pesar de los años pasados, y sobre la que el autor no se pare a dar ninguna explicación, es de esas convenciones más propias de un bestseller que de una novela que pretende ser seria.

     Porque al final, Me hallará la muerte, da la impresión de ser eso, una novela de aventuras, un besteller, con los mismos méritos que muchos de ellos: haber atado muy bien al final todos los cabos que se han ido abriendo a lo largo del argumento, haber mostrado una gran habilidad para pasar de escena a escena de forma rápida, haber fabricado una amplia galería de personajes y haber creado unas cuantas y acertadas sorpresas y giros inesperados y de haber llevado a cabo la justicia poética y sentimental de premiar a los personajes más inocentes  e idealistas y castigar a todos los perversos o inconsecuentes.  Pero nada más; no llega a ser una novela literaria.  (Juan Manuel de Prada: Me hallará la muerte. Barcelona: Destino, 2012, 589 pp.) (En Embajador en el infierno, un blog nacionalcatólico,  hay también una reseña que coincide en mucho con lo que aquí he querido decir, y que además lo ha hecho con más gracia que yo).




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jueves, 20 de febrero de 2014

Juan Manuel de Prada: repitiendo y comparando


En mi reseña de Las esquinas del aire, de Juan Manuel Prada, comentaba que
Me hallará la muerte,
o repitiendo y comparando,
que son gerundios
uno de los obstáculos que iba a tener que superar el lector de esa novela era el barroquismo de su autor, y en concreto su tendencia a repetir algunas coletillas hasta el hartazgo. Era la primera vez que leía a Prada y me parecía una limitación más bien disculpable. Ahora que he empezado con Me hallara la muerte  estoy notando que ese tipo de repeticiones no sólo no se han diluido un poco sino que parecen haber aumentado. 

      Si en Las esquinas del aire de Prada llegaba a cansar con sus incontables e innecesarias menciones a la "ciudad levítica" del narrador, aquí el lector se va a tener que acostumbrar a ver los ojos o la expresión bovina de Amparo cada vez que ésta aparezca en escena, o a la triada de de "meapilas, democristianos y tecnócratas" del franquismo cada vez que el narrador o uno de sus personajes se refiera a las luchas políticas de esos años.

    Pero esta vez he notado además cómo ese "barroco innecesario" de Prada recurre también hasta el cansancio a comparaciones y metáforas más o menos poéticas, un poco menos "spaguetti western" que las de Arturo Pérez-Reverte, pero no por eso menos superfluas. Cito un ejemplo de un párrafo de la página 245 (Destino 2012), eliminando algunas frases: 

"Rodearon la aldea, al resguardo de  los árboles, y comprobaron que, en efecto, estaba deshabitada. Furtivamente, se deslizaron  en el interior de las isbas, que aún, guardaban en sus alacenas enseres y utensilios domésticos, como si sus inquilinos hubiesen marchado con la esperanza  de volver pronto (...) Caminaron por la calle principal de la aldea como por un cementerio del que hubieran emigrado los muertos, convocados por la trompeta del Juicio Final (...) Al final de la calle, detras de unos caballones, se alzaba una valla circular; y dentro de la valla, como en una sucursal del Arca de Noé, una multitud de gallinas y conejos, gansos y pavos (...)"

    Todo ello en un solo párrafo, como si de un poema en prosa se tratara; tanto estas comparaciones como las de Pérez-Reverte tienen muy poco que ver con las "espadas como labios" de Vicente Aleixandre, me parece. 

lunes, 10 de febrero de 2014

Horóscopos literarios: Si eres Capricornio (Javier Marías)

Si eres Capricornio te pasará algo parecido a Gregorio Samsa, el de la Metamorfosis de Kafka, pero en vez de
despertar convertido en un insecto, despertarás transformado en la palabra "quizás", o "quizá", quién sabe, pues son lo mismo, o casi, y por azares del destino, o quizá por tu propia decisión, o a lo mejor por el capricho de Javier Marías, entrarás de palabra comodín en una de sus novelas, narraciones o relatos, y serás usado o usada, con tu consentimiento o quizá sin él, para negar las afirmaciones de la novela o para afirmar las negaciones, y, por supuesto, todo ello en un párrafo sin puntos ni aparte, como éste, pero, bueno, no exactamente igual a éste, quizá, o quizás muy parecido, quién sabe, bueno alguien sabrá, o quizá no; el caso es que al final de la novela serás la palabra más usada, bueno quizá no, pues dependerá de quién lleve a cabo el recuento, y también un poco mareado o mareada de tanto ir y venir para al final no llegar a ningún sitio, bueno, quizá sí a alguno, pero al final no sabrás dónde, o quizá sí, pero no te atreverás a afirmarlo, bueno, quizá sí, pero el lector seguirá pensando en espiral y creyendo que ha leído la novela de un ciclista, con tanto pedaleo, que quizá al final no sea tal pedaleo sino simplemente tu vida como un quizá cualquiera. Suerte, macho.
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