martes, 22 de diciembre de 2015

Vídeo de Navidad: Las muñecas de Famosa


Quizá uno de los vídeos navideños más "famosos" en la historia de TVE. 
Feliz Navidad y un 2015 mejor que el 2015 que está a punto de terminar.

martes, 8 de diciembre de 2015

Eduardo Mendoza: Una comedia ligera

 Una comedia ligera
es también
una novela ligera,
sin peso suficiente.
Éste es el cuarto libro de Eduardo Mendoza que comento en el blog y sólo puedo decir que sigue sin convencerme. Me  imagino que tendré que acabar leyendo las que me han dicho que son sus dos mejores novelas (La verdad sobre el caso Savolta y La ciudad de los prodigios), para al final tener una visión más justa de toda su obra.

    Como comentaba a propósito de Riña de gatos y de Tres historias de santos, me siguen pareciendo frustrados esos relatos de Mendoza en los que se trata de combinar el tono realista con otro más bien sainetero o de farsa, porque al final se queda a medio camino de los dos, sin conseguir una simbiosis más o menos de calidad. Tampoco creo que sea tarea fácil, porque es tratar de juntar en una misma novela  el realismo de Pérez Galdós y el esperpento de Valle Inclán, algo que me parece reservado a auténticos genios literarios. Ésta es también la razón por la que me parece también que Sin noticias de Gurb es la novela de Mendoza más lograda o más consistente de todas las comentadas en el blog, ya que de principio a fin se mueve en un solo nivel, y, aunque de tono menor, también la única que sigo recomendando.

    No quiero tampoco quitarle lo que sí tiene. Por ejemplo, se sigue agradeciendo la facilidad y riqueza del vocabulario, la fluidez de la lectura, la rica galería de personajes, la habilidad para lograr el calor local de la ciudad de Barcelona en sus diferentes niveles o ambientes sociales. En este caso también pueden gustar el "contrapunteo" que hace Mendoza entre su historia, los diálogos de la obra de teatro que estaría escribiendo el protagonista principal y las noticias sobre el juicio de Nuremberg o el haber sabido enmarcar toda la historia en un espacio temporal –las vacaciones de verano– que por simbolismo o por otras implicaciones ayudan un poco a que la historia tenga un poco más de consistencia. Y quizá también el juego metaliterario del teatro dentro del teatro. Aunque no llega a  los logros de Un drama nuevo, la obra de Manuel Tamayo y Baus, el título de la novela es también apropiado tanto para la comedia que está escribiendo Carlos Prullàs, el protagonista, como para la que le está tocando vivir. La simbiosis, en este caso, resulta convincente.

    Pero me parece que la novela falla como narración. La acción tarda bastante en arrancar, pues realmente no empieza a pasar nada hasta la página 172 (de las 383 que tiene el libro), en la que llega la noticia del asesinato de uno de los personajes. Esas ciento setenta páginas pueden entenderse obviamente como la preparación para todo lo demás, o como un alejamiento de los modelos típicos de la novela policíaca, pero al final acaban lastrando el resto del argumento, sobre  todo porque no dejan claro adónde se dirige el autor y acaban siendo unas páginas que el lector leer como arrastrado, sin ninguna ruptura argumental seria que haya despertado el natural deseo de la ulterior catarsis. 

      De la misma forma, la intriga en torno al autor del asesinato se acaba resolviendo de forma un poco decepcionante. Después de haber creado una buena serie de personajes y situaciones sospechosos,  y de habernos hecho seguir las dobles pesquisas del “jerarca” y del propio Prullàs, acabar solucionando el problema a través de un “deus ex machina”, y acabar endilgando a uno de los ayudantes la culpabilidad del delito secundario, resultan bastante decepcionantes. Igualmente, la decisión final de Lilí, parece bastante inconsecuente con todo lo que se nos ha contado de ella durante la novela. Mejor cerradas están la vida profesional de Prullàs y su relación con Marichuli, pero siguen quedando sueltos otros cabos como Martita, que parece más un adorno que otra cosa, y otros de los personajes que Prullàs ha dejado en Barcelona.

    En fin, Una comedia ligera es también una novela ligera, sin peso suficiente, y que creo que sólo puede interesar a los incondicionales de Mendoza. Yo seguiré esperando. 



lunes, 30 de noviembre de 2015

Alejandro Dumas: Los tres mosqueteros

Otro perfecto rompecabezas
de Duma
s
De Dumas había leído ya, traducido al español, El conde de Montecristo, que me dejó bien impresionado, sobre todo por la habilidad de su autor para encajar perfectamente las piezas de un rompecabezas. La verdad es que creía que eso iba ser exclusivo de esa novela, pues el argumento de una venganza calculada se prestaría perfectamente para ello, y no me esperaba que esto pudiera ocurrir también en una novela de aventuras como Los tres mosqueteros, que he escuchado en audiolibro. Uno no para de soprenderse de la habilidad de Dumas para tejer y destejer hilos, para abrir y cerrar microhistorietas, para que al final todo vuelva a encajar y todo quede perfectamente cerrado.

No recuerdo muy bien ninguna versión cinematográfica concreta de la novela, pero de ésta sí me parece que hay algunas cosas que no había captado en aquellas. Aquí van: 

1) El título puede desorientar un poco, pues el verdadero y principal protagonista es D'Artagnan. 
2) Él y los otros tres mosqueteros son, aparte de aguerridos y lanzados, unos donjuanes, a los cuales a veces les pierden sus aventuras con alguna mujer fatal. 
3) Las historietas amorosas de la reina y el duque de Buckingham, y algunas otras (D'Artagnan y Constance, etc), son en el libro otras piezas igualmente imprescendibles de la historia, pero creo que en el cine o en la tv no hay tiempo o espacio para cubrirlas. 
4) Algo semejante ocurre con el sitio de La Rochelle, con sus aventuras secundarias que, en el fondo no lo son tanto, y que al prescindir de ellas, las versiones filmadas no pueden dar idea de esta peculiar habilidad de Dumas. 
5) D'Artagnan, Milady y Richelieu son los personajes claves sobre los que gira el argumento  y toda la historia; los demás son secundarios pero imprescindibles; sin cada uno de ellos la novela sería como un rompecabezas que no se ha terminado. 
6) El anticlericalismo de Dumas es bastante notable, y algunas veces barato y tópico, como la escena de los clérigos que disputan sobre el tema de la tesis de Aramis. Éste es quizá uno de los momentos más prescindibles del relato, o de los más claramente metido con calzador. Igualmente, su caracterización de Richelieu es más bien maniquea, y no hace mucha justicia a la complejidad histórica de Armand Jean du Plesis. 
y 7) Como  buen escritor romántico que es su autor y como buena novela de folletín,  Los tres mosqueteros tiene a unos personajes dominados por pasiones como la venganza, el amor, el triunfo personal, etc., que son los verdaderos motores de la acción. Y no hay que esperar más, aunque no sea poco.

¿Merece la pena leerlo? Sí. Uno no deja de aprender de los clásicos, bien sea en sus contenidos -en este caso un poco superficiales- o en sus técnicas -en este caso, referencias obligadas-.

martes, 24 de noviembre de 2015

Arturo Pérez Reverte: 'La reina del sur'

En la entrada anterior mencionaba que para algunos críticos ésta puede ser la mejor novela de Arturo Pérez Reverte. Coincido con ellos en parte y digo que  también me ha parecido mejor que El club Dumas y, por supuesto, que las infumables historias de Alatriste. A La reina del sur no se le pueden quitar méritos, entre ellos la abundancia y propiedad del léxico coloquial mexicano y el del hampa narco en particular; igualmente, aunque la historia no se cuenta de forma líneal y hay varios saltos en el tiempo, éstos no son tan complicados como para perder al lector o distraerle con asuntos secundarios; en varios momentos la acción es realmente trepidante y entretenida; las líneas o cabos de la acción se atan y desatan con soltura y los momentos de tensión están bien organizados, para dar un constante crescendo a la historia. Y algunas cosas más, como algún momento de lirismo bastante conseguido y que no suele ser frecuente en el estilo de Reverte.

      El mayor mérito, sin embargo, me parece el derivado de la experiencia periodística de Pérez Reverte. Al contrario de lo que le pasa en Alatriste, donde esa  recreación de la vida y el lenguaje de la España de los Austrias suena a erudición muerta y acartonada (comparado con La gloria de Don Ramiro, de Enrique Larreta, por ejemplo), el mundo de La reina del sur es un mundo cercano, que se nota experimentado o visitado en carne propia  y en primera persona, y todos los datos sobre las maniobras de los narcos, las corrupciones políticas, las investigaciones policiales se perciben al alcance de la mano. También, si se quiere, uno puede entender como mérito de la deuda-homenaje y la cargada intertextualidad que Pérez Reverte sigue mostrando aquí con Alejandro Dumas, pues la novela en cierta parte es la historia de una venganza similar en trabazón a la de El conde de Montecristo, que además es también la lectura de cabecera de Teresa Mendoza, la protagonista.


      Pero las limitaciones no me parecen de escasa importancia tampoco, y coinciden en general con los tópicos del bestseller que enumeraba David Viñas en su libro  sobre este tipo de literatura,  aunque también hay que decir que en algunos de esos tópicos La reina del sur se contiene de forma meritoria: personajes estereotipados, el itinerario del personaje principal  como Bildungsroman, componentes didácticos innecesarios, sexo a tiempo y a destiempo (y aquí Reverte no consigue medirse), sentimentalismo facilón, frases o sentencias que quieren ser literarias o filosóficas y se quedan solo a medio camino, protagonista 'larger than life', exotismo, etc. 


       Mis mayores reparos vienen de esos personajes que no alcanzan a tener vida propia, pues siempre acaban estando cortados por la peculiar personalidad del autor, que hace que sus caracteres y acciones se parezcan demasiado a los de un spaguetti-western o a una novela de Marcial Lafuente Estefanía, con una acartonada mezcla de rudeza, hastío y, como dirían los mexicanos, de valemadrismo. No es que esto esté mal, pero sí me lo parece el hecho de que Reverte, al contrario de otros escritores, no sepa crear personajes diferentes. Aunque aquí no se cae en el fácil maniqueísmo de otros bestsellers  (todos los personajes parece moverse o al margen de la ley o al margen de una moral general), lo cierto es que sin personajes redondos y únicos es muy difícil hacer una novela digna, y menos que la historia que contar sea a la vez buena y profunda. 


       Por eso tampoco me gusta el final, todo lo electrizante que se quiera, pero demasiado peliculero y en nada semejante al de una novela bien redondeada. Es lo que los americanos llaman 'flat final', es decir, un final sin relieve, demasiado obvio y esperable. La conclusión recuerda irremediablemente a esas películas 'basadas en un hecho real' que se cierran contándote la vida que siguieron sus personajes.  Y que el autor te haga esto después de haber repetido por activa y por pasiva que la lectura es mejor que  la televisión el cine y que la literatura es quizá la única redención posible, no deja de ser seriamente contradictorio. 

     Y aparte dejo  el mundo sombrío o pesimista de la novela. Quizá no quepa otra posibilidad en un mundo de novela negra como el que se nos quiere pintar aquí, donde sí aparecen algunos personajes más o menos heroicos o idealistas, pero al final el cinismo y el sarcasmo son los que acaban dominando el cotarro. Por todo ello me parece que La reina del sur no es una mala novela, pero tampoco una narración de primer orden. Y sigo con la duda de que su autor sea capaz de escribir algún día esa gran novela que lo instale entre los grandes.  (Arturo Pérez Reverte: La reina del sur. Madrid: Punto de lectura, 2010, 522 pp.) 





martes, 17 de noviembre de 2015

'La reina del sur' debería venderse con diccionario (Arturo Pérez Reverte)


He empezado a leer La reina del sur, que para algunos es la mejor novela de Pérez Reverte. Hasta ahora no puedo desmentir esa opinión, pero lo que llevo leído tampoco me parece que sea para tirar cohetes. Un mérito que de todos modos sí tengo que reconocer es la riqueza y amplitud de vocabulario  que el autor maneja en los dos principales registros del libro, el del habla coloquial mexicana y el del léxico geográfico y marítimo. Con el primero estoy familiarizado por los años que llevo viviendo en el sur de Texas y las temporadas que he pasado en México, así que no he tenido muchos problemas para descifrarlo. El segundo me parece más lejano, por ser de tierra adentro y no haber navegado tanto como el Capitán Nemo.  Por eso he echado de menos algún mapa o glosario al final del libro. Pero también creo que la mayoría de los lectores se perderán más de una vez con tanto vocabulario nuevo o especializado. Esto, por supuesto, no es una limitación del escritor, pero sí puede serlo de la editorial, que quizá debería haber seguido el ejemplo de otras para obras semejantes. No sea que al final al lector se sienta naufragar, como les ocurre a los marineros del divertido microrrelato de Ana María Shua, que reproduzco abajo: 

"¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, repite el segundo. ¡Orzad a estribor!, grita el capitán. ¡Orzad a estribor!, repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, grita el capitán. ¡El bauprés!, repite el segundo. ¡Abatid el palo de mesana!, grita el capitán. ¡El palo de mesana!, repite el segundo. Entretanto, la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario, nos vamos a pique sin remedio."


Y la próxima semana, la reseña.

martes, 10 de noviembre de 2015

martes, 3 de noviembre de 2015

martes, 20 de octubre de 2015

Luis Mateo Díez: "La cabeza en llamas"



Image result for luis mateo diez la cabeza en llamasEn este blog hay escritores que he leído porque, por diversas razones, no quedaba otro remedio, y otros que he ido buscando porque esperaba aprender algo nuevo o porque después de una de una primera o segunda lectura me han parecido realmente serios. 

Luis Mateo Díez pertenece al segundo grupo. En El expediente del náufrago no acabó de convencerme, quizá por la extrañeza del mundo de Celama. pero El animal piadoso fue una especie de pequeña revelación. Algo así esperaba de La cabeza en llamas, una serie de cuatro relatos beves (no estoy seguro de que sean cuentos o novelas cortas, sobre todo el último de ellos), y no me ha decepcionado, bueno, casi. Ya se ve que Luis Mateo es un escritor ambicioso con él mismo y  que no se rige por los gustos del mercado; ni su lenguaje ni sus historias son para el gran público ni para las grandes superficies. 

Evaluando este libro, se ve una variedad de tonos y registros que se agradece bastante, aunque también he de decir que el título está tomado del primer relato, y que, la verdad, no estoy seguro de que sea el más apropiado para todo el volumen. Lo que sí  es cierto es que me ha parecido el mejor de los cuatro y que de hecho estaba esperando que los otros tres fueran una especie de variación de él, al modo de Perros verdes, de Agustín Cerezales.  También el de la pareja de primos de Amberes me ha parecido interesante, sobre todo por la habilidad para crear ambiente. Menos me ha gustado el tercero, por ser casi un emblema del pesimismo existencial y depresivo (bien escrito, eso sí). Del cuarto -el menos interesante- hablo más abajo. El volumen se cierra con unas breves e interesantes reflexiones del autor sobre el oficio de escribir, que recomiendo de veras. 

Lo que no recomiendo tanto es que Mateo Díez se mueva también por esos caminos de lo sexual-genital (1er y 4 relato) tan trillados por algún tipo de novela actual, o por algunas notas de anticlericalismo igualmente tópico (4o relato) . Visto lo visto ya no estoy tan seguro de que ese mundo sea pertinentemente narrativo, o que se puedan decir cosas interesantes sin caer en el tono de El Jueves. Y lo mismo para lo segundo. Es una pena que nuestros mejores escritores no sepan salir de ahí, o se muevan por ahí con tópicos y trillados  y que al final la novela española dé la impresión de que no tenga vuelos un poco más altos. Quizá ese cuarto relato quede redimido por el tono de parábola de los insectos, o eso de que la vida es una oruga, pero no estoy muy seguro. O, también, es una pena que haya que pensar que un libro de Mateo Díez necesite redenciones de este tipo. (Luis Mateo Díez: La cabeza en llamas. Barcelona: Galaxia Gütenberg. 2012, 245 pp.).


martes, 13 de octubre de 2015

Una foto incómoda: los Machado y los Primo de Rivera

Aunque parece que ya lleva dando vueltas desde hace tiempo, la foto que veis abajo no es especialmente conocida; es una de esas fotografías que parecen haber sido escondidas de todas las biografías de Antonio Machado, sobre todo de aquellas que lo querían convertir en un santón de la Transición. Aunque todos sabemos que esta foto ni mucho menos resume las relaciones de Antonio Machado con la política, ese miedo a incluirla en esas biografías me parece especialmente elocuente del tipo de compromiso con la verdad-censura que tenían sus hagiógrafos y los manuales de literatura de los años 80-90. Es como si temieran contarse sus pecados. Parcialidad o miedo en el caso de de escritores, críticos y educadores no deja de ser especialmente grave. Y no quiero pensar lo que habrían dicho ahora de estas palabras de Abel Martín y Juan de Mairena.

Antonio y Manuel Machado junto a Miguel y José Antonio Primo de Rivera,
celebrando  las cien representaciones de 'La Lola se va a los puertos'.

martes, 6 de octubre de 2015

Horóscopos literarios: si eres Capricornio (Gloria Fuertes)


Malas noticias esta semana, Capricornio. El caso  es que te morirás e irás al mundo de ultratumba (lo siento de veras, pero así es la vida). Allí te encontrarás con Gloria Fuertes que te preguntará tu nombre para buscarle una rima consonante y acabar un poema donde aparecerás con  la vaca Paca, el lobo Bobo, el león Ramón, el gato de un zapato, el pato con el otro zapato, la oca Loca, el dragón Tragón, la serpiente amiga de Vicente, la jirafa amiga de Rafa y el caracol amigo de Marisol. Después de haberle dicho tu nombre te leerá el poema, y tú quedarás sumido en un estado de perplejidad tal que al final no sabrás si has llegado al cielo o al infierno, y así permanecerás por toda la eternidad. Sorry.


martes, 29 de septiembre de 2015

Justo Navarro: Hermana muerte

Novela de poeta,
con sus pros y
sus contras
Desde la primera página se nota que estamos ante una novela escrita por un poeta, y por ello me ha recordado bastante a las novelas de Luisa Castro y  Elena Santiago, ya comentadas en este blog. Se trata de una novela de lenguaje cuidado y apretado, en el que cada palabra y cada expresión se ensartan con precisión en su lugar, como si estuvieran hechos para esa frase y para ninguna otra. El mismo título es lo suficiente e intencionalmente ambiguo como lo sería un poema con un tema semejante, donde por un lado la verdadera personalidad de la hermana del protagonista se revela con la muerte del padre de ambos, y por otro la misma muerte se une a los dos hermanos,  y especialmente al narrador , para acompañarlos para siempre en la figura de su padre a través de los visitantes y “clientes” de su hermana.

      Como otras novelas de poetas, también ésta se preocupa más de construir una atmósfera densa que de inventar un argumento novelesco, y de ahondar más que en desarrollar en la psicología de los personajes. Por ello, al final, tenemos una novela con pocos personajes, pocos escenarios,  bastante condensación temporal y numerosas recurrencias simbólicas.  Eso hace que al autor le resulte más fácil conseguir mantener  un tono único en toda la narración, conseguido por ejemplo mediante el escueto uso de los diálogos o la organización de cada capítulo a partir de unos párrafos más o menos uniformes a lo largo de todo el libro, tanto por su extensión como por sus construcciones estilísticas.

       Quizá lo que más me haya gustado es ese vaivén de leitmotivs que contribuyen a lo agobiante y claustrofóbico del ambiente. Entre ellos están esas recurrentes descripciones a la incomodidad que supone vivir rodeado de grúas y edificios en construcción, o esas escenas en las que el adolescente narrador nos sitúa a medio camino entre el sueño y la vigilia, las marcas de coches y partes del cuerpo de los clientes de su hermana que recuerdan a ese padre muerto que no acaba de morirse … Y sobre todo ese adolescente narrador,  que narra –autor de por medio– desde un enfoque relativamente ingenuo un ambiente sórdido, de personajes egoístas y en donde la única posible redención –Martín– es al final aniquilada por el mismo narrador-protagonista. 


      Como resumen puedo decir que se trata de una novela densa y bien conseguida en su nivel; sin embargo, al final, queda la impresión de ser una novela que no da para más, que se agota en sí misma y que no permite más vuelos literarios o imaginativos  que los de una primera lectura, salvo, quizá, su componente simbólico. Una especie de vuelta sobre el complejo de Edipo, combinada con esa sordidez desesperanzada y pesimista que tanto frecuentan algunos posmodernos españoles y que parece un laberinto del que ninguno de ellos quiere o puede salir. (Justo Navarro: Hermana muerte. Madrid: Alfaguara, 119 pp.)






martes, 22 de septiembre de 2015

Azorín: 'La voluntad'

Una de las mejores novelas
líricas que conozco

(Azorín: La voluntad. Madrid:
Castalia, 1972, 304 pp.)

martes, 15 de septiembre de 2015

Roberto Arlt: 'Cuentos completos'

Desiguales, pero muy personales
(y perdón por el ripio)
(Roberto Arlt: Cuentos completos.
Barcelona: Seix Barral,
1997, 633 pp.)

martes, 8 de septiembre de 2015

Walter Scott: Ivanhoe (y Robin Hood)

Otro de los audiolibros que al compararlo con las versiones cinematográficas no ha dejado de darme alguna sorpresa, sobre todo por la figura de Robin Hood. Aunque el título de la novela se refiera al caballero Ivanhoe, la verdad es que el peso del argumento no descansa tanto sobre él, sobre todo a partir de su convalecencia tras resultar herido en el torneo. 

Así figuras como Isaac, Rebeca, Lady Rowena, el príncipe Juan y el propio Ricardo Corazón de León parecen ocupar un plano mucho más relevante que el propio Ivanhoe, que al final resulta una especie de comodín o de 'deus ex machina' para arreglar la muy trágica situación de Rebeca. Y por encima de todos ellos, Robin Hood, una figura del folklore inglés pero que en esta novela lleva a cabo las acciones más conocidas y típicas de las películas. Al final, acaba dando la impresión de que tiene mucho más relieve que el propio Ivanhoe y el resto de los  personajes y que es muy capaz de tener su propia novela y sus propias películas. 

Y también, como noté a propósito de Robison Crusoe, otra novela inglesa que no deja de recurrir a la Leyenda Negra española, aunque con unos tonos menos cargados que la de Daniel Defoe. En fin, para leerla con paciencia, aguantando además varios momentos de lentitud insoportable, y sin olvidar que no estamos ante una historia novelada, sino ante una novela histórica, con mucha más ficción de la que esta etiqueta pueda hacer pensar. 

martes, 1 de septiembre de 2015

Soledad Puértolas: 'El bandido doblemente armado'

Esta es la segunda novela que leo de Soledad Puértolas, después de La rosa de plata, que ya comenté en el blog. Quizá porque las dos se traten de relatos que no pretenden ser  especialmente ambiciosos, hasta ahora no puedo decir que mi opinión sobre su autora corresponda con el prestigio que le confieren otros críticos y algunos medios periodísticos y culturales, o el hecho de que sea miembro de la RAE.

     Si en La rosa de plata me parecía ver una narración original pero desigual, aquí me ocurre algo parecido, aunque los méritos y deméritos son un poco distintos. En El bandido doblemente armado he encontrado un  tono narrativo bien mantenido y uniforme, propio de los escritores que trabajan bien sus textos, que los leen y releen hasta eliminar todo tipo de disonancias y asperezas. En este sentido es una novela compacta y sólida. Lo mismo he de decir del final de la historia. Con el encuentro del narrador con “Dicky” y la recapitulación sobre las trayectorias y destinos de los miembros de la familia Lennox, todos los cabos que habían ido quedando sueltos a lo largo de la narración quedan cerrados de forma verosímil y convincente, con conclusiones más o menos felices  (como la vida misma), y redimiendo en parte la desesperanza y el nihilismo que había dominado en todas las historias particulares de los capítulos previos. 

       Mi prevención principal tiene que ver precisamente con esos capítulos previos. Si la novela se entiende como una novela de ambiente –y creo que esta es la línea que le ha querido dar la autora– el sentido de intriga queda relegado a los márgenes y el argumento se resuelve en una sucesión de escenas más o menos autónomas y que tienden a cargarse de intensidad emocional. Desde este punto de vista, El bandido... es una novela conseguida, por ir a lo esencial y eliminar detalles innecesarios, y por mostrar sobre todo, al modo de la nivolas de Unamuno, los conflictos más esenciales de sus personajes, que sí se dan suficientemente individualizados y con vida propia, muy lejos de estereotipos y acartonamientos. Y quizá este sea el mayor logro de la autora. 


A pesar de sus méritos, así de desorientado puede sentirse 
a menudo el lector de El bandido doblemente armado
          Sin embargo, al leer esos capítulos uno también tiene la impresión de que esa falta de intriga es a veces excesiva y que el lector va a preguntarse demasiadas veces a dónde está llevando la autora su historia, sus personajes y al propio lector. Como he dicho, todo eso queda resuelto en el capítulo final, pero en los anteriores ese extenso sentido de desorientación puede desanimar a más de uno. Si a esto unimos que el tono comedido de la voz narrativa reduce a menudo la intensa carga emocional que podrían haber adquirido varias de escenas, y que el lenguaje mismo, aunque trabajado y competente, no llega a las alturas líricas que suelen ser normales en las buenas novelas de ambiente, el resultado final no creo que sea el propio de una novela de primera línea.

      En pocas palabras, El bandido doblemente armado puede considerarse una novela breve digna pero no sobresaliente. Y, sinceramente, espero que tenga que  cambiar mi opinión acerca de Puértolas cuando lea alguna novela suya de vuelos o ambiciones más altas. (Soledad Puértolas: El bandido doblemente armado. Barcelona: Anagrama, 1989, 138 pp.).

lunes, 24 de agosto de 2015

El blog y su contenido ideal

Por ahí circula este 'quesito o pastel estadístico'  en inglés,  que me parece una buena síntesis de la mayoría de los blogs que conozco, incluido el mío. No lo he visto traducido al español, así que abajo va mi versión del mismo:

33.33%: Teorías de la conspiración y conspiradores habituales: Obama, la Merkel, El PP, El PSOE, la Derecha, la Izquierda, Podemos, las editoriales, etc., etc. 

33.33%: Autopromoción, autoterapia, terapia grupal con los seguidores del blog, visitas a otros blogs para decir "aquí estoy, ven a visitarme...", "besos", "me lo apunto", "ayudame a aumentar el número de visitas o seguidores", etc. etc. 

33.33% El contenido que vertebra el contenido del blog, que se suele corresponder más con el subtítulo que con el título: política, literatura, deporte, cocina, mi ego más ego... 

Y el 0.000......1%: los anuncios de Google o WordPress.



martes, 11 de agosto de 2015

Alejandro Dumas: 'El conde de Montecristo'

Entretenido; el argumento funciona como un reloj suizo,
y además el amor vence a la venganza, o casi.


(Alejandro Dumas: El conde de Moantecristo -formato iPad-)

lunes, 3 de agosto de 2015

Biblia y géneros literarios

Acabo de terminar el libro de Salvador Muñoz Iglesias titulado Los géneros literarios y la interpretación de la Biblia, que se publicó hace ya bastantes años pero que me ha parecido muy útil y fácil de leer. En resumen, explica cómo para entender mejor los libros y escritos sagrados es conveniente también conocer los géneros literarios que cultivaba tanto el pueblo judío como las culturas circundantes. Así se comprenden por ejemplo el contenido simbólico del Apocalipsis, los cantos poéticos de Zacarías (el padre de san Juan Bautista), el bellísimo "Magníficat" de la Virgen María o la peculiaridad de la carta de san Pablo a Filemón, entre tantos otros. Un libro muy apropiado para evitar la lectura 'literalista' de la Biblia (diferente de la lectura 'literal' de la Iglesia) y que puede ayudar al lector a disfrutar la lectura de la Biblia no sólo como Revelación sino como obra de arte. Que yo sepa sólo está publicado en español y sólo se puede conseguir en bibliotecas o librerías de viejo como ésta, pero merece la pena.   (Salvador Muñoz Iglesias: Los géneros literarios y la interpretación de la Biblia; Madrid, Casa de la Biblia, 1968, 169 pp.).

martes, 28 de julio de 2015

martes, 21 de julio de 2015

Shakira y el amor vs. Marx y Jean Paul Sartre

Creo que no soy el único que piensa que la cultura pop-ular contiene más sabiduría y experiencia de la que pensamos. Es lo que me viene a la cabeza cada vez que escucho "No creo", la canción de Shakira en la que el amor deja por los suelos a Carlos Marx (el de la lucha de clases), a Paul Sartre (el de 'el infierno son los otros') y a Brian Weiss (el de en mi vida pasada fui un elefante o quise a la otra más que ahora te quiero a ti). ¿Quién  iba a decir a Marx y a Sarte que con el tiempo el amor nos llevaría a bailar metafóricamente sobre sus tumbas y además a ritmo tropical. Abajo os dejo dos vídeos y la letra de la canción. Me gusta más el vídeo en directo, aunque el video oficial es más expresivo con el asunto de Marx y Sartre.



"No Creo"

Solo tu sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazon
Solo tu doblas mi razon
Y por eso a donde tu quieras voy

No creo que el mar algun dia
Pierda el sabor a sal
No creo en mi todavia
No creo en el azar
Solo creo en tu sonrisa azul
En tu mirada de cristal
En los besos que me das
Y en todo lo que digas

Solo tu sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazon
Solo tu doblas mi razon
Y por eso a donde tu quieras voy

Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie mas te amara asi
Como lo hago yo

No creo en Venus ni Marte
No creo en Carlos Marx
No creo en Jean Paul Sartre
No creo en Brian Weiss
Solo creo en tu sonrisa azul
En tu mirada de cristal
En los besos que me das
Y hablen lo que hablen

Solo tu sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazon
Solo tu doblas mi razon
Y por eso a donde tu quieras voy

Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie mas te amará así
Como lo hago yo

Ay yo quiero ser tu firmamento
De tu boca una cancion
De tus alas siempre ser el viento

Tu terrón de sal
Un rayo de sol
Que a donde que tú
Quieres que yo vaya voy
Que eres mi desliz, mi país feliz
Mi primavera
Mi escalera al cielo si
Por eso sigo aqui y camino
Contigo
A ti nunca podría decirte que no

Sólo tú sabes bien quien soy
Y por eso es tuyo mi corazón
Sólo tú doblas mi razón
Y por eso a donde tú quieras voy

Tu terrón de sal
Un rayo de sol
Que a donde digas que tú quieres
Que yo vaya voy
Eres mi desliz, mi país feliz
Mi primavera,
Mi escalera al cielo, si
Si hablo demasiado
No dejes de lado
Que nadie mas te amará así
Como lo hago

martes, 14 de julio de 2015

José Luis Olaizola: 'El valle del silencio'

Es la segunda novela que leo de José Luis Olaizola, y me ha ocurrido un poco como con la primera; me ha parecido buena de intenciones pero con bastantes limitaciones formales. En La guerra del General Escobar el protagonista es una figura que viene bien para desmontar las visiones maniqueas de la Guerra Civil  pero me parece que da para poco más, a no ser por la unidad de su tono narrativo. Aquí ocurre algo parecido, aunque creo que esas limitaciones pueden explicarse por el subgénero  de la novela, que en gran medida puede calificarse de utópica con mezcla de ciencia-ficción.

    A través de la descripción del ideal y submarino mundo del 'Valle del silencio' el autor quiere hacer una crítica -un poco dulzona- de algunos valores sociales contemporáneos. Pero esto tiene las inconveniencias de todas las utopías noveladas. Mucha descripción, mucho estatismo, muchas críticas obvias y personajes y esquemas estereotipados. Realmente ese mundo utópico al final resulta intercambiable con cualquier otra novela del mismo género en sus topografìas, sus nombres de jefes y órganos de gobiernos, sus grupos o clases sociales, etc. etc. Por ello el argumento queda en muy segundo lugar y aunque la distopía de fondo y el conflicto se revelen más o menos de forma controlada y gradual, la  trama resulta más bien flojita, previsible y acaramelada. Quizá solo se salve el final, donde el héroe-protagonista rechaza la huida fácil y prefiere enfrentarse con los problemas que él mismo ha ido eligiendo.

    La novela vuelve a mostrar lo que decía Julio R. Ribeyro, es decir, que narrar la utopía o la felicidad es prácticamente imposible porque la acción novelesca está hecha principalmente de rupturas y tensiones. A esto se me ocurre añadir que la misma utopía es un imposible histórico  (ejemplos: falansterios de Fourier, Cuba, URSS, Alemania Nazi, China, comunas hippies, etc.)  pues la acción humana es libertad en el tiempo.  En resumen, El Valle del silencio es un libro de lectura fácil, quizá demasiado fácil,  y que puede interesar a los aficionados a este tipo de novelas y a quienes quieran leer historias ligeras con personajes más o menos idealistas. Algo parecido a lo que ocurre con Out of the Silent Planet, de C.S. Lewis, que creo que está mucho más conseguida. (José Luis Olaizola: El valle del silencio. Barcelona: Planeta, 1995, 223 pp.).





martes, 7 de julio de 2015

O'Henry: 'Cuentos de Nueva York'

Comienzo aquí una serie nueva, que titulo 'microrreseñas' y que va consistir en comentarios hiperbreves añadidos como pie de foto de la portada del libro. Aquí va la primera. Saludos.


La monotonía o debilidad de algunos 
finales se compensa con unos 
personajes muy humanos, que
redimen un mundo frío y
 materialista  
(O'Henry: Cuentos de Nueva
York
. Madrid: Espasa, 2005, 240 pp.).





martes, 30 de junio de 2015

Bernardo Atxaga: 'El hijo del acordeonista'

No voy a decir que no tenía ganas de leer este libro. Por un lado la famosa reseña deIgnacio Echevarría, la que le costó el trabajo en El País-Alfaguara,  me pareció en principio dirigida más ad hominem, o mejor, contra hominem, que ad operam, o sea hacia el libro. Es decir, que quería comprobar por mí mismo hasta qué punto Echevarría tenía razón y hasta qué punto se había dejado llevar por sus pasiones menos elogiables. Por otro lado, mis dos lecturas anteriores de Atxaga (Obaba y Siete casas en Francia), acabaron en mi lista de recomendados, y, la verdad, esperaba que esta vez ocurriera lo mismo. 

   Pero no ha sido así. La novela me ha parecido estéticamente muy desigual y con una carga política o politizante que, a pesar de algunos esfuerzos compensatorios por parte de Atxaga y de haber recibido el Premio de la Crítica en 2003, no consigue dejar de parecerme un panfleto. Por eso, como decía en la entrada anterior, no me extraña que para la contrasolapa la editorial no haya incluido o no haya podido encontrar ningún crítico que en principio no coincida con las posiciones de Atxaga.  Y obviamente no me refiero aquí a lo que me parecen legítimos deseos de recuperar la historia, la cultura y el idioma de la propia región, nación o como quiera llamarse, sino de que hay algunos detalles que no van a resultar muy fáciles de tragar para lectores de otros lugares de la Península, como puede ser la renuncia de David a tocar con su acordeón el himno español, la quema de una bandera española o, sobre todo, esa presentación eufemista de ‘la organización’ (ETA). 

      Eufemismos que se concretan por ejemplo en la omisión de atentados que hayan causados víctimas humanas, la del sufrimiento de las víctimas del otro lado (como si en una guerra sólo sufriese uno de los bandos) y, lo que quizá más me ha molestado, la inexplicable ausencia de la posibilidad de una tercera vía, la del diálogo, la que habrían propuesto por ejemplo M. Gandhi o N. Mandela y que al final parece haber dado muchos mejores resultados que las de la organización.

     En lo propiamente literario, la verdad es que la novela me parece mucho más flojita que Obaba. Las anécdotas de las historias del grupo de amigos me han resultado de lo más anodinas y sositas de lo que he leído hasta ahora. Nada, pero nada que ver con la intensidad de cuentos que componían Obabakoak ni con el aire cosmpolita de Siete casas en Francia. Muchas historias de amor que no pasan de ser historietas, alguna que otra feliz invención que no llega a concretarse en momentos de verdadera tensión climática, una sarta de nombres de amigos y amigas que parece buscar crear una novela de protagonista colectivo, pero donde al final todo queda más o menos subsumido en el protagonismo de David, etc., etc.

    Y dos cosas más. Por un lado ese interés de Atxaga por recuperar el vasco como idioma vehicular al ponerlo al nivel del inglés o del francés. De nuevo, nada en contra. Pero, al mismo tiempo, uno no puede dejar de pensar que eso se da precisamente desde un complejo de inferioridad. La verdad es que puede no ser fácil conseguir salir de ese encasillamiento, pero también es verdad que me parecieron mucho  más conseguidas y elaboradas las estrategias que empleó en Obabakoak, con su teoría del plagio y las reescrituras.  Por momentos me ha recordado a Deseo de ser punk, de Belén Gopegui, con esa Martina que me parece que queda más en ridículo con la forma radiofónica de reivindicar su actitud antisistema que con la simple intención de denunciarlo.

    Y la segunda, que me parece más positiva por esa debilidad mía por algunos tipos de metaliteratura, el hecho de que al final estemos leyendo un diario o una biografía escrita a cuatro manos, las de David, el protagonista, y las de Joseba, su amigo escritor. Y también que una misma historia se cuente desde tres ángulos muy diferentes, para continuar con el muy posmoderno cuestionamiento de la verdad escrita. Por supuesto, el problema con esto es que la visión de los que no compartan la visión de Atxaga, Echevarría por ejemplo, tiene exactamente el mismo valor que el suyo. (Bernardo Atxaga: El hijo del acordeonista. Madrid: Alfaguara, 2003, 482 pp.)





Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxal hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista Bernardo Atxaga El hijo del acordeonista

martes, 23 de junio de 2015

Escritores y Dios: Bernardo Atxaga

Lo que Atxaga omite al hablar de Judas, es decir, el tapar
sus oídos a los remordimientos simbolizados
en esos incómodos chavales
En lo que llevo leído de El hijo del acordeonista, Atxaga parece dar una de cal y otra de arena a la Iglesia y al cristianismo. Me imagino que será por esa especial relación histórica entre la Iglesia Católica y Euskadi.  En las citas que elijo ahora,  selecciono una de cal y una de arena.

Hablando de la confesión: “Fue una oportunidad perdida. Si aquel día le hubiese contado la verdad a don Hipólito (…), si me hubiera confesado con aquel hombre, tal vez mi espíritu habría encontrado la manera de curarse. Don Hipólito –un hombre de Loyola– sería una persona práctica, a la vez que prudente, y en seguida habría encontrado el argumento capaz de calmar a un muchacho de quince años” (p. 100). No tengo nada que añadir, sólo que ahora que estamos en crisis puede compensar probar la charla gratis con un sacerdote antes de acabar pagando a un psicólogo o un psiquiatra. Obviamente no es lo mismo, pero también es cierto que he conocido gente que después de probar lo primero no han necesitado de lo segundo nunca más, entre otras cosas porque hay preguntas que los segundos sólo pueden responder de tejas para abajo.


La segunda, al final del libro, aludiendo a Jesucristo y a Judas: “Los traidores somos bestias inmundas. El que todo lo perdonaba no perdonó la traición de su discípulo. Y el discípulo se ahorcó”. (p. 469). Esta afirmación evangélica de Atxaga me recuerda a las igualmente superficiales de Terry Eagleton en Culture and the Death of God. La cuestión no es que Jesús no perdonase a Judas sino que Judas no le pidió perdón, como sí hizo Pedro, que sí recibió el perdón de quien todo lo perdona. Al respecto, una de las mejores escenas de la película de Gibson al respecto, es la de Judas siendo perseguido y atormentado por esos niños-remordimientos que le arrinconan hasta llevarle al simbólico cadáver putrefacto del burro. Todo lo contrario a las lágrimas de Pedro tras la mirada de su Rabí. 

martes, 16 de junio de 2015

Contraportadas: Bernardo Atxaga y ‘El hijo del acordeonista’

La lectura de la contraportada y la contrasolapa de El hijo del acordeonista, uno no puede sentir sino cierta perplejidad. La contrasolapa, bajo del título de “La crítica ha dicho” viene con cuatro citas de críticos con apellidos euskeras. Nada que objetar, por supuesto. Pero la cosa empieza a ser un poco sospechosa cuando dos de esas críticas proceden de Gara y de Berria y las otras dos de críticos independientes  o académicos (Andu Lertxundi y Amaia Gabantxo).  El hecho de que no aparezca ningún comentario de otro ámbito me da que pensar que para esta novela el lector va a tener que disponer de ciertas tragaderas políticas, quizá las que no tuvo Ignacio Echevarría en la reseña que le costó el puesto en El País-Alfaguara. 

     Es lo que parece confirmar la contraportada, escrita sin duda por el departamento de marketing de la editorial, que se fija sólo en los méritos literarios o humanos de la novela y que en absoluto quiere venderla como “la gran primera novela vasca” de la que habla Amaia Gabantxo en su cita. 

      Y me temo que en esto va a consistir la novela, una historia con intentos de carga humana y habilidades literarias, pero también con bastante militancia cultural y política. Espero que la balanza se incline hacia el primer binomio, para que así justifique el Premio de
 la Crítica que le dieron en 2003. 
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