sábado, 30 de mayo de 2015

Antonio Muñoz Molina: 'Como la sombra que se va'

Estaba pensando leer Como la sombra que se va, de Muñoz Molina, pero después de ver la reseña que le hacen en Estado Mental (aquí), me he quedado sin gana alguna de ello. Quizá me arrepienta y la reseñe más adelante, por aquello de que todo crítico (y todo editor) debe leer lo que comenta. De todas formas, después de esto y de Hombres buenos, de Pérez Reverte (mi reseña aquí), a uno sólo le viene a la cabeza la idea de que actualmente en España tanto las editoriales como los escritores nos están tomando por tontos. O  que la literatura pretendidamente seria está cayendo en la dinámica del best-seller. Aunque hay sus excepciones, lo normal es que una buena novela salga espontánea o tras varios años de trabajo, pero muy pocas veces como fruto de un contrato previo. Y es como ahora funcionan la mayoría de los consagrados, también los académicos. Una pena. Y ya me gustaría ser más optimista. Mal ejemplo nos dan quien más deberían. (Antonio Muñoz Molina: Como la sombra que se va. Barcelona: Seix Barral, 2014, 536 pp.).

miércoles, 20 de mayo de 2015

Alicia Giménez Bartlett: 'Ritos de muerte'

Una novela entretenida pero
un poco sórdida. 

Y también con méritos literarios
pero con unos sospechosos
más acartonados que en otras
novelas semejantes
Después de la decepción de Donde nadie te encuentre, me lancé a leer Ritos de muerte, la primera de las novelas de la serie de Petra Delicado y, la verdad, me ha dejado mejor gusto de boca que la más seria dedicada al maquis. No sé si esto quiere decir que Giménez Bartlett es de esos escritores que parecen moverse muy a gusto en ciertos géneros  y cuando intentan cultivar otros  las cosas no les van tan bien. Lo cual puede ser una limitación, pero también puede entenderse como algo simplemente humano. Al propio Cervantes le quedó mejor Don Quijote que el Persiles, la novela que él quiso que fuera la mejor de su producción.

   Y Ritos de muerte no es una novela que, en su nivel, me haya decepcionado, o mejor dicho, me ha decepcionado en un solo momento o en un solo punto, y es que, sin pretensiones, conseguí adivinar la identidad del culpable bastantes páginas antes que los detectives. No sé si esto es un fallo del narrador, pero me temo que sí, pues en general las mejores novelas policiacas suelen estar lo bastante bien construidas como para que este dato no se revele tan fácilmente.

     Tampoco esperaba mucho de su lenguaje, y es que ya se sabe que escribir dentro de un género concreto siempre limita tanto el estilo como el argumento, el estilo y la estructura de la narración. Aquí lo que se puede decir es que la autora normalmente sí se preocupa de mantener cierto nivel. No hay brillos, y quizá demasiado lenguaje barriobajero, pero me parece que al final se salva de la quema que merecen otras novelas comerciales. Tampoco el feminismo que he visto que resaltan otros blogs me ha parecido maniqueo o simplista. Es un poco tópico y facilón en algunos  momentos, pero también es cierto que la gama de  mujeres que desfila en la novela hace que ésta no sea una historia de hombres malos-mujeres buenas. Aunque ya que la autora dedica unas breves digresiones a comentar las maldades del patriarcado, no hubiera estado de más que hubiera hecho lo mismo con las del matriarcado.

     Los personajes y, un poco menos, la trama, me han parecido, en general, bien construidos. Parece notarse que la autora ha estado planeando la historia con cuidado, y por ello ha prestado bastante atención a la figura de Petra y a la de Fermín, que me parece que son los que realmente sostienen todo el armazón. No es que los demás son meras comparsas, pero caen más dentro de lo tópico,  y aunque no he leído más novelas de la serie, creo adivinar que los dos ex–maridos de Petra van a seguir sirviendo a la autora para complementar a los personajes y a las historias con relativa frecuencia. En cuanto a la trama, a veces está bien llevada, sobre todo en esas llegadas a ninguna parte de las investigaciones, pero también es cierto que los sospechosos no me han parecido tan sospechosos como en otras novelas.

     El asunto del delito de esta novela  es un poco sórdido, aunque desgraciadamente muy real, y la verdad, me ha parecido lo más inverosímil de todo, incluidas las explicaciones psicológicas a las que se recurren al final. Es donde todo aparece más acartonado y estereotipado. La parte positiva es que permite que las típicas digresiones crítico-sociales de la novela negra afloren con bastante frecuencia, aunque no estoy seguro de que no pasen de lo tópico. Lo que sí queda claro al final es que el mundo en el que se mueve Petra es completamente disfuncional, como suele corresponder a este tipo de novelas, pero, afortunadamente, no es el único real.

    En resumen, una novela que ayuda a pasar el rato, que no defrauda en términos generales y si la consideramos dentro del género en que se mueve, pero que por ello tiene algunas limitaciones que los lectores más exigentes o literarios no van a  pasar por alto. (Alicia Giménez Bartlett: Ritos de muerte. Barcelona: Grijalbo, 1996, 261 pgs.)

domingo, 10 de mayo de 2015

Daniel Defoe: 'Robinson Crusoe'

Aunque se trata de un 
clásico, también es el libro 
más WASP que he leído 
hasta ahora 
Cuando empecé a 'leer' este audiolibro, lo hice esperando una historia que repitiese los argumentos de las muchas películas que se han hecho al respecto. Pero  las diferencias fueron muchas, bastantes como para formar esta entrada del blog. Las enumero brevemente. 

1) El comienzo de la novela, por ejemplo, no es el naufragio sino un recuento de toda la educación en la casa paterna y ya independizado de ella, del protagonista. Sólo así se entiende toda su capacidad de superviviencia en la isla. 

2) El contenido religioso del libro. Reconozco que tal como se cuenta en la novela es un poco difícil de plasmar en una película de aventuras, pero al mismo tiempo eso supone dejar fuera todo el trasfondo y motivo espiritual del libro, que a mí me ha parecido casi el principal. En el fondo lo que se narra es la conversión de Crusoe a un cristianismo biblico y protestante, más emocional que intelectual, pero que se va a convertir en su cosmovisión a partir de su lectura de la Biblia.

3) Lo incorrectamente político que nos sonaría hoy, con continuas calificaciones de 'salvajes', 'ignorantes', etc., etc. para los nativos  de Africa y América, así como su falta de escrúpulos o críticas para con la esclavitud, con la que Robinson parece sentirse muy a gusto. 

4) Su agresiva participación en la construcción de la 'Leyenda Negra de España', pues la colonización que según Defoe hicimos de América hubiera debido de seguir la modélica  que los anglosajones hicieron de sus colonias (jajajaja). Con esto va el tópico anticatolicismo de viejo cuño protestante.  

5) Las aventuras europeas que siguen a su regreso de la isla, innecesarias quizá en la  película, pero muy ilustrativas de las contradicciones de la vida personal del protagonista y de la vida social de la época. España tampoco sale muy bien parada.

A pesar de todo, prefiero el libro a la película, como en tantas otras ocasiones.
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