martes, 22 de diciembre de 2015

Vídeo de Navidad: Las muñecas de Famosa


Quizá uno de los vídeos navideños más "famosos" en la historia de TVE. 
Feliz Navidad y un 2015 mejor que el 2015 que está a punto de terminar.

martes, 8 de diciembre de 2015

Eduardo Mendoza: Una comedia ligera

 Una comedia ligera
es también
una novela ligera,
sin peso suficiente.
Éste es el cuarto libro de Eduardo Mendoza que comento en el blog y sólo puedo decir que sigue sin convencerme. Me  imagino que tendré que acabar leyendo las que me han dicho que son sus dos mejores novelas (La verdad sobre el caso Savolta y La ciudad de los prodigios), para al final tener una visión más justa de toda su obra.

    Como comentaba a propósito de Riña de gatos y de Tres historias de santos, me siguen pareciendo frustrados esos relatos de Mendoza en los que se trata de combinar el tono realista con otro más bien sainetero o de farsa, porque al final se queda a medio camino de los dos, sin conseguir una simbiosis más o menos de calidad. Tampoco creo que sea tarea fácil, porque es tratar de juntar en una misma novela  el realismo de Pérez Galdós y el esperpento de Valle Inclán, algo que me parece reservado a auténticos genios literarios. Ésta es también la razón por la que me parece también que Sin noticias de Gurb es la novela de Mendoza más lograda o más consistente de todas las comentadas en el blog, ya que de principio a fin se mueve en un solo nivel, y, aunque de tono menor, también la única que sigo recomendando.

    No quiero tampoco quitarle lo que sí tiene. Por ejemplo, se sigue agradeciendo la facilidad y riqueza del vocabulario, la fluidez de la lectura, la rica galería de personajes, la habilidad para lograr el calor local de la ciudad de Barcelona en sus diferentes niveles o ambientes sociales. En este caso también pueden gustar el "contrapunteo" que hace Mendoza entre su historia, los diálogos de la obra de teatro que estaría escribiendo el protagonista principal y las noticias sobre el juicio de Nuremberg o el haber sabido enmarcar toda la historia en un espacio temporal –las vacaciones de verano– que por simbolismo o por otras implicaciones ayudan un poco a que la historia tenga un poco más de consistencia. Y quizá también el juego metaliterario del teatro dentro del teatro. Aunque no llega a  los logros de Un drama nuevo, la obra de Manuel Tamayo y Baus, el título de la novela es también apropiado tanto para la comedia que está escribiendo Carlos Prullàs, el protagonista, como para la que le está tocando vivir. La simbiosis, en este caso, resulta convincente.

    Pero me parece que la novela falla como narración. La acción tarda bastante en arrancar, pues realmente no empieza a pasar nada hasta la página 172 (de las 383 que tiene el libro), en la que llega la noticia del asesinato de uno de los personajes. Esas ciento setenta páginas pueden entenderse obviamente como la preparación para todo lo demás, o como un alejamiento de los modelos típicos de la novela policíaca, pero al final acaban lastrando el resto del argumento, sobre  todo porque no dejan claro adónde se dirige el autor y acaban siendo unas páginas que el lector leer como arrastrado, sin ninguna ruptura argumental seria que haya despertado el natural deseo de la ulterior catarsis. 

      De la misma forma, la intriga en torno al autor del asesinato se acaba resolviendo de forma un poco decepcionante. Después de haber creado una buena serie de personajes y situaciones sospechosos,  y de habernos hecho seguir las dobles pesquisas del “jerarca” y del propio Prullàs, acabar solucionando el problema a través de un “deus ex machina”, y acabar endilgando a uno de los ayudantes la culpabilidad del delito secundario, resultan bastante decepcionantes. Igualmente, la decisión final de Lilí, parece bastante inconsecuente con todo lo que se nos ha contado de ella durante la novela. Mejor cerradas están la vida profesional de Prullàs y su relación con Marichuli, pero siguen quedando sueltos otros cabos como Martita, que parece más un adorno que otra cosa, y otros de los personajes que Prullàs ha dejado en Barcelona.

    En fin, Una comedia ligera es también una novela ligera, sin peso suficiente, y que creo que sólo puede interesar a los incondicionales de Mendoza. Yo seguiré esperando. 



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